qué luna. qué noche. la ideal para no dormir, para desvelarse, para despedirse, para salir a festejar con los amigos que me regreso. pero qué digo, mis amigos ya se han ido, y los que quedan, no gustan de invitarme a salir. será porque en el bora o en el oyster no puedo evitar la cara de repugnancia que me brota al escuchar la música horrible ["dame más gasolina, a ella le gusta la gasolina..."], prefiero pasar la penúltima noche en vela, luchando contra mi insomnio.
esperando a que la inspiración llegue de una vez, para terminar de escribir el regalo de mi hermana. ya, que soy un tacaño, lo sé, pero ¿qué más puedo enviarle desde la distancia y sin dinero? a ella le gusta leer, no sé si le gusten mis cuentos pero al menos le gustan los mismos libros que a mí (algunos). será la primera vez que no festejaremos nuestro cumpleaños juntos... algún día tenía que pasar... ¿o no? basta, no tiene caso torturarse más. disfrutaremos un domingo de sermones, de pintar la casa, de lavar ropa y hacer maletas, de elegir qué me llevaré y qué no, de escribir cartas de despedida para la gente... ojalá y que el domingo no llegara. pero llegará (incluso, ya llegó), y después será lunes, y me dolerá el estómago, como siempre cuando viajo.

y yo que no puedo escribir. tengo una página y un título tentativo ("en la ciudad de los hombres mariposa"), además del obligado final: "feliz cumpleaños, hermanita". pero nada más. debía terminarlo hoy... y apenas avancé unas tres líneas. qué bloqueo, ya, no quiero saber nada más de nadie ni de nada, no quiero pensar, no quiero hablar ni escribir ni caminar ni dormir. quiero que llegue el maldito lunes de una vez y yo pueda irme, sin remordimientos, cargando todos mis miedos y mis recuerdos, y mis esperanzas, claro. esperanzas efímeras, pero esperanzas al fin.
(-1 día)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
¡Gracias por tus comentarios!