es la hora de comer en calle palomas #229, que es donde paso mis días y mis noches desde hace cuatro meses sin mayores variaciones. el platillo de hoy, tostadas, por supuesto de frijoles y queso porque mientras yo esté aquí, nadie de mi familia come carne, y no es que yo los haya sometido, ellos así lo prefieren por propia voluntad. mis hermanos están de buen humor, jugueteando como dos chiquillos. mi madre los anima, desde que llegué no ha mostrado su lado más cruel y despiadado, con la intención oculta de que al final, decida quedarme. pero no. nadie come en silencio. entre anécdotas y comentarios pueriles, cada quien termina su ración diaria de comida a las tres de la tarde. el silencio de los estómagos satisfechos es el ideal para anunciar, de una vez por todas, que las clases comienzan el 2 de mayo, y por tanto, debo irme una semana antes, porque aparte de buscar dónde quedarme, visitaré a lady blue en mexicali. dicho todo de corrido, la familia tardará un poco en captar la esencia de la noticia: me voy, los dejo por tercera vez, aunque ninguno de nosotros queramos, en el fondo sabíamos que este día llegaría, desde que volví aquella noche del miércoles 12 de enero cargado de equipaje, cuando mi padre, decepcionado, me recibió con un abrazo frío y distante, y mi madre con una enorme sonrisa de satisfacción, y mis hermanos con una euforia que conservan hasta hoy.
mi madre dirá: "y cuándo te irás", yo: "la semana entrante", ella: "por qué tan pronto", yo: "porque debo buscar dónde quedarme", ella: "no te quedarás con tu tío pepe", yo: "no, ni loco vuelvo con ellos", ella: "entonces no te vas", yo: "cómo que no me voy", ella: "no te vas, ni modo que te quedes solo", yo: "mi papá se irá en unos meses, no estaré solo", ella: "y qué tal que no se va", yo: "se irá, ya está decidido", ella: "yo también me iré", yo: "no es necesario, los niños no quieren, ma', no puedes obligarlos a irse", ella: "y entonces con quién vas a quedarte", yo: "pues rentaré un departamento", ella: "tendrás que ponerte a trabajar", yo: "ya sé", ella: "tendrás que cortarte el pelo", yo: "ya sé", ella: "tendrás que lavarte tu ropa, hacerte tu comida, llevar tus propias cuentas", yo: "ya sé, ya sé, ya sé, madre, no soy idiota", ella: "por qué no te quedas a estudiar aquí", yo: "porque ya comencé allá, y no quiero dejarlo a medias", ella: "no te vayas, hijo, quédate con nosotros", yo: "perdón, ma', tengo que irme".
se nos romperá el corazón a los dos. mis hermanos, mudos, presenciarán la escena y no tocarán el tema en los días subsecuentes. mi mamá había hecho planes ya para celebrar mi cumpleaños el mes siguiente, y yo se los habré echado a la basura así como así. pensarán que soy un egoísta... pero no estoy dispuesto a lidiar otra vez con el dilema eterno de "qué es lo mejor", mis balanzas están rotas, no puedo cuantificar ningún elemento. por primera vez en mucho tiempo, estoy haciendo lo que intuyo que es la mejor opción. no voy a llorar. seré solo un espectador más, un lector de un cuento ajeno que no sé a quién se le ocurrió, ni para qué fin, ni en qué terminará.
pero antes, antes de que todo esto pase, antes de que mi madre se encierre a llorar en el baño para que el eco de sus sollozos pueda llegar hasta mis oídos gracias a la resonancia especial de la casa, antes de que mi hermano comience a tratarme como un desconocido, y que mi hermana comience a mirarme como si mereciera mi compasión, antes de decir una sola palabra, me levantó de la mesa y me voy a mi cuarto. no me siento capaz de arruinarles su buen humor a todos juntos, de un solo golpe. trataré de aplazar el día de mi partida una semana más, para tener tiempo de despedirme de todos, otra vez. mientras, los dejaré que vivan felices en su ignorancia de que, llegado el plazo, me iré, a pesar de todo.
mi madre dirá: "y cuándo te irás", yo: "la semana entrante", ella: "por qué tan pronto", yo: "porque debo buscar dónde quedarme", ella: "no te quedarás con tu tío pepe", yo: "no, ni loco vuelvo con ellos", ella: "entonces no te vas", yo: "cómo que no me voy", ella: "no te vas, ni modo que te quedes solo", yo: "mi papá se irá en unos meses, no estaré solo", ella: "y qué tal que no se va", yo: "se irá, ya está decidido", ella: "yo también me iré", yo: "no es necesario, los niños no quieren, ma', no puedes obligarlos a irse", ella: "y entonces con quién vas a quedarte", yo: "pues rentaré un departamento", ella: "tendrás que ponerte a trabajar", yo: "ya sé", ella: "tendrás que cortarte el pelo", yo: "ya sé", ella: "tendrás que lavarte tu ropa, hacerte tu comida, llevar tus propias cuentas", yo: "ya sé, ya sé, ya sé, madre, no soy idiota", ella: "por qué no te quedas a estudiar aquí", yo: "porque ya comencé allá, y no quiero dejarlo a medias", ella: "no te vayas, hijo, quédate con nosotros", yo: "perdón, ma', tengo que irme".
se nos romperá el corazón a los dos. mis hermanos, mudos, presenciarán la escena y no tocarán el tema en los días subsecuentes. mi mamá había hecho planes ya para celebrar mi cumpleaños el mes siguiente, y yo se los habré echado a la basura así como así. pensarán que soy un egoísta... pero no estoy dispuesto a lidiar otra vez con el dilema eterno de "qué es lo mejor", mis balanzas están rotas, no puedo cuantificar ningún elemento. por primera vez en mucho tiempo, estoy haciendo lo que intuyo que es la mejor opción. no voy a llorar. seré solo un espectador más, un lector de un cuento ajeno que no sé a quién se le ocurrió, ni para qué fin, ni en qué terminará.
pero antes, antes de que todo esto pase, antes de que mi madre se encierre a llorar en el baño para que el eco de sus sollozos pueda llegar hasta mis oídos gracias a la resonancia especial de la casa, antes de que mi hermano comience a tratarme como un desconocido, y que mi hermana comience a mirarme como si mereciera mi compasión, antes de decir una sola palabra, me levantó de la mesa y me voy a mi cuarto. no me siento capaz de arruinarles su buen humor a todos juntos, de un solo golpe. trataré de aplazar el día de mi partida una semana más, para tener tiempo de despedirme de todos, otra vez. mientras, los dejaré que vivan felices en su ignorancia de que, llegado el plazo, me iré, a pesar de todo.
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