Carolina mira el reloj de la sala. Son las diez con veintitrés. Se retuerce un poco en el sillón. Busca el control remoto y la TV, como por arte de magia, enmudece al presionar un botón. Se divierte poniendo palabras en los labios silenciosos que se mueven, formando conversaciones incongruentes. Siente los párpados pesados. El timbre del teléfono la sobresalta. Piensa que sería bueno no contestar, para variar, fingirse la dormida y no tener que soportar al tipo inoportuno que tuvo la brillante idea de llamarla tan tarde. De un salto se levanta y descuelga.
-¿Bueno?
Sólo un ruido sordo del otro lado, pero ninguna voz responde. Carolina cuelga, y antesde que consiga volver a acomodarse en el sillón, el teléfono suena otra vez.
-¿Sí? ¿Bueno?
-...Em, hola, ¿con Carolina Fierro, por favor?
-Sí, soy yo. ¿Quién es?
-Tal vez no te acuerdes de mí. Soy un amigo de la infancia... Nos conocimos en un curso de computación de verano, estábamos en la secundaria, me decían el Chino...
-Lo siento, tengo mala memoria...
-Me lo imaginaba. Es obvio que yo a ti sí te recuerdo bien, me parecías una muchacha muy linda.
-Gracias, qué halago. Disculpa, pero estoy esperando una llamada importante, así que tengo que colgar.
-Claro, bueno, sólo quería saludarte.
-Sï, hasta luego...
-Me preguntaba si no me darías la oportunidad de encontrarnos un día de estos y tomar un café, ¿te parece?
-Me encantaría, pero mi novio es muy celoso, no soportaría que saliera con un extraño...
-¿Qué dices? Yo no soy ningún extraño, ya nos conocíamos, sólo que no te acuerdas de mí.
-Sí, de todas formas, a él no le agradaría... Gracias de todos modos...
-Yo insisto, será sólo un café, él no tiene por qué enterarse...
-Prefiero no arriesgarme, se pondría como loco si se enterara...
-Está bien, como gustes...
-Bueno, ya voy a colgar, un gusto hablar contigo, chao...
-¿Conoces a Marta?
-¿Marta...? Sí, trabaja conmigo, ¿por?
-Bueno, es que ella es prima mía, y me dio tu teléfono...
-¿Ah, sí?
-Sí, creyó que te agradaría conocerme. Es curioso que no haya mencionado a ningún novio, ¿no crees?
-La verdad es que recién andamos, no tenemos más de una semana.
-Vamos, Caro, deja de fingir... yo sé bien que estás soltera.
-¿De qué hablas? No sabes nada... Escucha, mi novio tiene un caracter muy fuerte, y... es experto en karate...
-¡Ya estuvo! ¿no? ¡Al carajo con tu novio imaginario! ¿Qué pierdes con vernos nada más?
-Óyeme, ¿qué te pasa? No tienes derecho a hablarme así.
-Y tú no tienes derecho a tratarme como a un retrasado. Dime que sí y no tendrás problemas.
-¡Cállate, imbécil! ¡No me amenaces, patán de mierda!
-Excelente, aprovechemos que estás sola. Voy para tu casa.
-¡No, espera! ¿Qué crees que...? ¿Bueno? ¡¿Bueno?!
El tipo ya había colgado. Carolina cerró las ventanas y echó llave a las puertas. "Quizá fue sólo un bromista idiota", pensó. Volvió a prender la TV. Ya no pudo acomodarse en el sillón. "¿Cómo sabía que estoy sola?"... Apagó la TV y se encerró en el cuarto. Escuchó ruidos en la calle. Pasos en el techo de su casa. Había una llave en la puerta del patio en una maceta con una flor seca, por eso no le sorprendió escuchar cuando se abría la puerta. Las luces se encendieron. La misma voz que escuchó en el teléfono anuncia su llegada.
-¡Ya llegué...!
El teléfono sonó, y ella pegó un salto del sillón. La TV prendida. Las once de la noche. Ningún intruso en casa. El teléfono siguió sonando. Carolina dudó, pero luego se rió de ella misma. "Estoy paranoica... fue sólo un sueño".
-¿Bueno?
-Hola, ¿con Carolina Fierro?
-...Soy yo. ¿Quién habla?
-Tal vez no te acuerdes de mí... Soy un amigo de la infancia...
(FIN)
Jeje.. me parecio muy buena.. q digo bastante buena!! jaja Felicidades! :D
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