-la acabo de ver, hace dos o tres días, en el centro.
quién iba a decirlo, que todo estaba encadenado para que yo llegara al día de hoy a escuchar salir semejantes palabras de la boca del señor arteche del valle. la playa se había llenado de gente dejándonos sólo un miserable espacio de arena donde tuvimos que echarnos a saciar nuestra sobriedad>> al llegar me había topado con hugo y eric, quienes me dijeron dónde estaban los demás>> al final, decidimos no irnos tan lejos y buscar lugar en el oyster>> el camión caminó con la lentitud necesaria por la avenida del mar para que yo pudiera toparme con mis amigos de secundaria>> edgar moreno decidió arreglarse para salir y por eso llegó tarde a la casa de arballo>> la tocada sería a las seis, y nuestro amigo músico tendría que retirarse temprano, por lo que adelantamos el encuentro una hora>> por primera vez en muchos días, todos estábamos disponibles para reunirnos otra vez>> logramos ponernos de acuerdo la noche anterior, vía msn>> mi papá decidió que debía buscar formas más productivas de desperdiciar mi tiempo y contrató un servicio de internet... y podría seguir así hasta llegar a "el doctor anuncio 'es niño' y mi madre ya tenía el nombre que me pondría en la punta de la lengua".
seguí conversando de vanalidades con arteche, poniendo poca atención a su interesante vida porque una nueva frase había arribado a mi cabeza y lo abarcaba todo. "la acabo de ver, hace dos o tres días, en el centro"... está aquí. tengo que verla, tengo que llamarla, para olerla otra vez, tocarla otra vez y preguntarle si las esperanzas que sembró en mí durante la última conversación siguen en pie. regresé a nuestro pedazo de playa, y me empiné las cervezas. cómo, cómo curarme el mareo, que me impedía pensar en ella, recordar su cara, hablarle en el viento, cómo si no era con las frías aguas del mar. me quité el pantalón, la camisa, y seguí a mis inseparables compañeros de la c.c.p.a. a su encuentro con las intolerantes olas, y juntos los cuatro nos revolcamos un buen rato, sintiendo que nos ahogábamos y nos moríamos cada vez que nuestros pies no tocaban el suelo y nuestro pecho se oprimía por la presión de la marea, y al miesmo tiempo nos desbaratábamos de la risa sin razón alguna. salir del mar, vivos y menos borrachos de lo que entramos, representó una victoria para todos.
ella volvió a mi pensamiento, y yo la eché con más cerveza. pero cuando ya no estaba, por más que la buscaba, volví a entrar al mar, volví a enfríarme el cerebro y volví a hacerle su espacio permanente. allí se plantó hasta que llegué a mi casa, oliendo a alcohol y a arena, con la piel rojiza y dura, los calcetines en la mano y una playera menos, olvidada en el camión. el teléfono me llamaba desde su rincón en la sala, pero el valor no me alcanzaba para marcar esos siete números que me la regresarían o me la arrebatarían para siempre. esperé a que mejor una amiga me hiciera el favor de indagar por mí.
-espérame... ahorita le hablo.
esperé. esperé quince eternos minutos, que se alargaron más allá de mis miedos, de mis frustraciones, del tiempo y del espacio que habíamos compartido juntos. pero esperé en vano. mi amiga me dijo que fuera ahorrándome desilusiones, porque mi exnovia sigue en mexicali. no vino a vacacionar, ni vendrá.
-si te sirve de algo... me dijo su mamá que no tenía novio.
gracias, erika. pero no me sirve de nada.
quién iba a decirlo, que todo estaba encadenado para que yo llegara al día de hoy a escuchar salir semejantes palabras de la boca del señor arteche del valle. la playa se había llenado de gente dejándonos sólo un miserable espacio de arena donde tuvimos que echarnos a saciar nuestra sobriedad>> al llegar me había topado con hugo y eric, quienes me dijeron dónde estaban los demás>> al final, decidimos no irnos tan lejos y buscar lugar en el oyster>> el camión caminó con la lentitud necesaria por la avenida del mar para que yo pudiera toparme con mis amigos de secundaria>> edgar moreno decidió arreglarse para salir y por eso llegó tarde a la casa de arballo>> la tocada sería a las seis, y nuestro amigo músico tendría que retirarse temprano, por lo que adelantamos el encuentro una hora>> por primera vez en muchos días, todos estábamos disponibles para reunirnos otra vez>> logramos ponernos de acuerdo la noche anterior, vía msn>> mi papá decidió que debía buscar formas más productivas de desperdiciar mi tiempo y contrató un servicio de internet... y podría seguir así hasta llegar a "el doctor anuncio 'es niño' y mi madre ya tenía el nombre que me pondría en la punta de la lengua".
seguí conversando de vanalidades con arteche, poniendo poca atención a su interesante vida porque una nueva frase había arribado a mi cabeza y lo abarcaba todo. "la acabo de ver, hace dos o tres días, en el centro"... está aquí. tengo que verla, tengo que llamarla, para olerla otra vez, tocarla otra vez y preguntarle si las esperanzas que sembró en mí durante la última conversación siguen en pie. regresé a nuestro pedazo de playa, y me empiné las cervezas. cómo, cómo curarme el mareo, que me impedía pensar en ella, recordar su cara, hablarle en el viento, cómo si no era con las frías aguas del mar. me quité el pantalón, la camisa, y seguí a mis inseparables compañeros de la c.c.p.a. a su encuentro con las intolerantes olas, y juntos los cuatro nos revolcamos un buen rato, sintiendo que nos ahogábamos y nos moríamos cada vez que nuestros pies no tocaban el suelo y nuestro pecho se oprimía por la presión de la marea, y al miesmo tiempo nos desbaratábamos de la risa sin razón alguna. salir del mar, vivos y menos borrachos de lo que entramos, representó una victoria para todos.
ella volvió a mi pensamiento, y yo la eché con más cerveza. pero cuando ya no estaba, por más que la buscaba, volví a entrar al mar, volví a enfríarme el cerebro y volví a hacerle su espacio permanente. allí se plantó hasta que llegué a mi casa, oliendo a alcohol y a arena, con la piel rojiza y dura, los calcetines en la mano y una playera menos, olvidada en el camión. el teléfono me llamaba desde su rincón en la sala, pero el valor no me alcanzaba para marcar esos siete números que me la regresarían o me la arrebatarían para siempre. esperé a que mejor una amiga me hiciera el favor de indagar por mí.
-espérame... ahorita le hablo.
esperé. esperé quince eternos minutos, que se alargaron más allá de mis miedos, de mis frustraciones, del tiempo y del espacio que habíamos compartido juntos. pero esperé en vano. mi amiga me dijo que fuera ahorrándome desilusiones, porque mi exnovia sigue en mexicali. no vino a vacacionar, ni vendrá.
-si te sirve de algo... me dijo su mamá que no tenía novio.
gracias, erika. pero no me sirve de nada.
apoyo a Connie, pero no solo eso, jaja... sabes ke??? no seguiria leyendo si no me sientiera al menos un poco identificada, con el ansia, los momentos... no sé... gracias!! jaja, un beso.
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