28/3/05

reconciliación

andábamos enojados por aquellos días. apenas llegó él, me levanté del escritorio de mi computadora, dejando la ventana donde escribía uno de mis cuentos abierta. cuando mi padre se sentó y se enfrascó en la lectura, no le di importancia. terminaría diciéndome "escribes muy bien", o algo por el estilo. luego lo vi que se levantaba por pañuelos para limpiarse las lágrimas que se le salían. mis cuentos no eran nunca dramáticos. él no estaba leyendo ningún cuento. había encontrado, al fin, la carta, fechada el sábado 28 de frebrero de 2004.
"durante tu ausencia, desarrollé por tu persona una antipatía extrema, que raya en el odio, por tu mutismo, tu desinterés y tu indiferencia. Incluso estar cerca de ti me acelera el corazón de rabia, no aguanto tu presencia, y el hecho de que no me dirijas ni una sola palabra que denote curiosidad por mí..."
"me gustaría pedirte que te decidieras de una vez, porque tus vaivenes me están hartando y dentro de poco terminaré por aborrecerte como a nadie. si te quieres ir de nuestras vidas, lárgate y no vuelvas jamás, porque jamás te volvería a recibir en la mía. para de ser una sombra ausente, un ser mitológico, una fuente de ilusiones falsas para mis hermanos, un hombre encadenado a un error. si crees que te quitamos tu libertad, tu tiempo o tu esfuerzo, largo, que no te hemos necesitado mucho y sé que podríamos salir adelante sin ti..."
en resumen, lo anterior fue lo más hiriente que alcanzó a leer en la pantalla del ordenador. me llamó, temeroso, y me preguntó si no tenía nada qué decirle. un seco y cortante no fue toda mi respuesta. él se sentó frente a mí, alcanzó mi guitarra y comenzó a tocar una sola nota, como para distraer el remolino de sus pensamientos, mi, mi, siempre mi, tensando y soltando la primera cuerda, a ver si así lograba borrar de su memoria lo que acababa de leer. yo mantuve todo el tiempo mi expresión dura, qué quieres que te diga, qué, no ves que está muy claro. no nos veíamos a los ojos. yo, por temor que, al ver de frente sus lágrimas me las fuera a contagiar, arruinando mi máscara imperturbable de hijo herido. él, quizá porque sentía miedo de ver en mi rostro el odio que leyó en mis palabras, y ganarse una imagen que jamás conseguiría borrarse de la memoria. mi tío nos interrumpió el denso silencio en el que habíamos quedado atrapados, mi papá se limpió las lágrimas, yo me levanté y me fui.
cuando volví, su respuesta estaba lista. un resumen de la vida que había tenido que soportar fue el primer paso en nuestra reconciliación. fuimos paso a paso, sin acelerarnos. parece que hemos vuelto a tropezar, hace cuatro días que no lo veo... sólo espero que se la esté pasando bien.

1 comentario:

  1. por fin pude!!! mi niño... me siento por demás identificada contigo... luego los parents como que al parecer lo único que nos hacen es sufrir... cuando la neta deberíamos ser nosotros kienes les dieramos los dolores de cabeza... k se yo.
    Sabes? acerca de la reconciliación... creo que es un susceso que solamente se da cuando dos personas la desean, la buscan, o al menos se pretan a escuchar al que la busca... la reconciliación puede ser un acto que salve... el alma rota de quien la pide o de quien no...
    en mi caso... parece que la reconciliación ya no es posible.
    ojalá... que en tí, exista... y te traiga un poco de paz a esta nostalgia... que buena o mala... se ha vuelto nuestra mejor amiga.
    un besote! :D

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