27/12/05

Promesas y máscaras

Promesas y máscaras

Faltan todavía unas cuantas horas para que amanezca. Ramiro escucha la respiración tranquila de su mujer y se alegra de que el sueño le haya quitado las preocupaciones: su rostro luce sereno, relajado, no como en el día. Tal vez no le perdone la mentira, pero es más fácil así, jamás ha sido bueno para las despedidas. Se levanta con cuidado, tratando de no hacer ruido. Se pone la ropa, un sombrero, una chamarra, las botas. Viaja ligero, sólo una mochila con algo de ropa, agua y comida. El corazón se le encoge, no sabe si de tristeza o de nervios, cuando, ya en la puerta del cuarto, echa un último vistazo a lo que fue su vida. Pero él confía en que ha tomado la mejor decisión. Por ellos... Por ellos...

(...)

Sostiene el papel doblado con una mano, y con la otra recorre su propio rostro, presa de la angustia. La tierra no está dando como antes, la austeridad está llegando al punto crítico, hasta su palabra de hombre está perdiendo valor. Se le han terminado los amigos, no tiene a quién más recurrir, sabe que nadie más va a prestarle dinero, porque es por todos sabido que Ramiro no puede ya pagar sus deudas. Su mujer se acerca en silencio.
-¿Cómo sigue?
-Todavía no se le baja la calentura... ¿qué vamos a hacer, Ramiro?
Ramiro resopla, desdobla el papel y mira el presupuesto que el doctor les hizo para las medicinas de su hijo. A pesar de los descuentos, la cifra es gruesa. Como se le acabaron las opciones, decide que tiene que hacer lo que había evitado a toda costa.
-Mañana voy a pedir un préstamo al banco.
No hay de otra.

(...)

La sensación de que los días son réplicas unos de otros le impiden recordar si el sol que cae en el horizonte es el quinto, o el noveno, o el vigésimo. Su compañero se quedó dormido en una esquina, entre varias cajar grandes de madera, y Ramiro nota que su sueño es muy distinto al que vio en su mujer aquella lejana noche. Es un sueño que no deja descansar, no tanto por los bruscos movimientos del tren, sino por el mismo cansancio, que de tan intenso ya se volvió inmune, y por el miedo, y por la nostalgia. Sentado en la puerta del vagón, recargado en unos costales de azúcar, Ramiro tiene fija su mirada en el sur, y ve cómo se va alejando más, y más, y más, de su única realidad. A su mujer le costó trabajo entender que no se iba por gusto, o por aventura. La había tenido que obligar a comprenderlo... sólo esperaba que un día lo perdonaran por haberse ido.

(...)

"¿Esto es todo?" Se pregunta Ramiro. Los niños, sentados en el suelo, le echan miradas cuestionándolo. La televisión muestra sólo la guerra de los puntos negros contra los blancos: apenas capta la señal. En un canal hay un documental de la Guerra Fría, y en otro un programa de chismes que nadie entiendde porque ni su mujer, ni sus hijos, ni él, saben quién carajos es Niurka. Ramirito pregunta que si pueden irse a jugar. Él lo observa con cuidado, ya bien repuesto de su salud, y con el control en la mano les da la aprobación para que se retiren. Luego mira la TV con odio. ¿Para qué me endeudé? Al menos, la cama matrimonial sí tendrá un uso práctico, piensa, clavándole una mirada de deseo a su mujer, quien de inmediato la capta y empieza a correr hacia la recámara. Gracias, banco.

(...)

La botella vacía descansa sobre la mesa, pero sólo por un instante, hasta que el mesero trae el relevo, y Ramiro vuelve a empinársela. Esta noche ya no le quedan lágrimas para llorar. Ha pasado más de un año desde que abandonó a su familia por ir en busca de un sueño imposible. Llegó a la frontera, pero el muro resultó ser impenetrable. No consiguió cruzar, ni la primera, ni la segunda, ni la tercera vez. A la sexta se dio por vencido y se quedó con su trabajo en la constructora. Es día de sueldo, y vino al bar para decidirse de una vez. Y lo ha decidido. Si regresa, su mujer lo recibirá con rencor, y sus hijos verán en él la personificación misma del fracaso, y le perderán el respeto... Además, qué cara va a dar después de haberse ido así, como se fue. Si hubiese conseguido traspasar la frontera, el éxito habría sido una formidable máscara para dar en casa... Por eso decidió no regresar. Ramiro se empina la cerveza. Se equivocó: todavía le quedaban unas pocas lágrimas.

(...)

Primero se llevaron la TV, y luego fueron desmantelando la casa hasta dejarlos en la calle sin nada. Ramiro intentó de todo, pero nada funcionó. Vivían en casa de su cuñadp cuando se le ocurrió irse al otro lado. Salió con cuidado por la puerta del patio, tratando de no despertar a nadie para no despedirse. Pero Ramirito tenía el sueño ligero y lo sorprendió.
-¿A dónde vas, papi?
-Váyase a dormir, mijo.
-¿Vas a volver?
-Sí, mijo, volveré. Váyase a dormir, ándele.
Su hijo regresa a la cama, confiado de la promesa de su padre, mientras él comienza un camino que no tiene retorno, sin saberlo.

26/12/05

Nochebuena

Apocalipsis

es tradición familiar reunirse en la casa de mi abuela en nochebuena, ir a misa, pedir posada, quebrar la piñata, cenar pavo y abrir los regalos en medio de una algarabía de niños que cada año van siendo menos niños.

fuimos a misa de nueve. por un momento pensé en no ir, pero sabía que todos y cada uno de los miembros de la familia me iban a mirar feo y que, cuando estuvieran de vuelta, me acorralarían con sermones de tener a dios en mi vida y no sé qué. además, tenía en mente un cuento nuevo, donde uno de los personajes tiene que ir a misa, así que me serviría para refrescar mi memoria. llegamos a la iglesia de fátima, y observé con cuidado la misa y los parroquianos. durante el sermón, había cosas en las que coincidía con el padre, y otras que me parecían soberanas estupideces.

para empezar, toda la opulencia y el lujo de la iglesia. justo en la de fátima, los feligreses están deslumbrados con un cristo de unos 8 metros que construyeron para adornar. hay cajas para limosna en cada esquina con un letrero ("ayúdanos a seguir construyendo tu iglesia"), y cuando el padre pasó las canastas anunció que eran para terminar los pilares de las imágenes... y yo me pregunto varias cosas: ¿en verdad dios querrá eso? ¿por qué, si necesitaba iglesias, no las hizo cuando hizo el universo? un dios todopoderoso como ese, para qué quiere esa clase de alabanzas, de lujos, de despilfarro... oraciones mecanizadas, creadas por el hombre... digo, si jesús hubiese querido todo eso, en vez de andar viajando y consolando a los enfermos y a los desamparados, hubiera predicado desde el principio lo que la iglesia predica...

¿no le agradaría más a dios que los feligreses se reunieran los domingos, pero en vez de rezar y construir iglesias, fueran y ayudaran a los enfermos, a los pobres y a los desamparados, como su dios hecho hombre? mierda, cuánta hipocresía, cuántas contradicciones... pero no, la gente cree que con rezar y dar limosna sus pecados son perdonados, qué estupidez... y mientras en el mundo sigue habiendo hambrientos, desamparados, condenados a vivir una vida que no es vida... mientras ellos construyen sus iglesias cada vez más costosas, cada vez más inútiles, cada vez con más letreros de "no tocar"... en verdad os digo que me da un pinche coraje...

mi familia siempre ha creído que estoy perdido en el ámbito espiritual, pero no es así. no creo en el dios tradicional, el de los castigos y la salvación, sino en el creador universal, una fuerza superior que alimenta el espíritu... para mí, dios es todo lo que nos rodea, pero el lado invisible, el que no se ve, el que sólo se intuye: la nostalgia de los atardeceres, la angustia del hambre, la alegría del éxito, la tranquilidad (o la furia) del mar, el placer que provoca el viento... todo lo inexplicable, lo que no puede entenderse con la razón, las coincidencias, eso que llamo "destino", eso para mí es dios... y no necesito una iglesia para darle gracias.

de regreso a casa, pedimos posada, quebramos la piñata, cenamos el pavo y abrimos los regalos, como siempre. y me sorprendió que todavía el año pasado esperaba los regalos con un poco de entusiasmo, pero esta vez no... los tennis que me regalaron reemplazarán a los viejos en comodidad (eso espero) pero no en opulencia, el suéter me servirá para el frío de tijuana y el otro pantalón... pues, tal vez lo regale porque no me queda bien. el mejor regalo: el libro de noam chomsky, no el que me recomendó el profe, pero lo que sea es bueno. mis primos, todos, siguen siendo chamacos materialistas, unos emocionados porque les "amaneció" un nuevo nintendo, otros porque tienen montones de muñecos nuevos... pero bueno... son niños, y ya dije que no trataría de cambiar a nadie, más que a mí.

y los fantasmas, y los recuerdos, y las nostalgias del año que se acaba, y de los que han pasado, y de los que aún no pasan...

"tú no tienes la culpa, mi amor, que el mundo sea tan feo"

24/12/05

regalo de navidad

regalo de navidad

dos días seguidos he tenido pequeñas fricciones con mi hermano que pudieron haberse evitado. sé que ninguno de los dos queremos eso. todo porque no supe darle a mis mensajes el tratamiento adecuado, y mis preguntas sonaron a regaños, mis sugerencias sonaron a órdenes. yo sé muy bien qué siente, porque el asunto del orgullo es genético, y a su edad, yo era igual. procuro no olvidarlo.

la última discusión fue por una estupidez. rentamos un videojuego, yo, para no variar, me clavé y jugué varias horas seguidas porque sólo tengo cuatro días para terminarlo. a la hora de la comida le paré y me puse a "remodelar" los links de mi blog. luego de un rato llegó mi hermano y se disponía a prender el nintendo, pero iba a poner uno de los juegos suyos, no el que rentamos... le sugerí que continuara con mi labor de horas, porque bueno... para un videojugador, terminar un juego es una especie de símbolo, y sólo teníamos cuatro días. él no tenía ganas, aún así aceptó mi sugerencia, pero de mala gana. al ver su reacción, me arrepentí de haberlo presionado, y le dije que mejor no jugara, que pusiera otro y le di un pretexto cualquiera. él respondió que no, que ya así... pero yo lo conozco, y su tono era de algo de rencor, elevó la voz, yo volví a "sugerir", él gritó, y yo apagué el nintendo suponiendo que ese sería el fin de la discusión, y él, iracundo, aventó el control al suelo y se fue...

ya sé, suena como una estupidez, y sé que lo fue. yo no debí sugerirle nada, y él no debió reaccionar así... pero es más difícil de lo que parece. no supe qué hacer, y todo por algo tan simple... ante situaciones como ésta me pregunto si tendré lo que se requiere para ser un buen papá. ser el hermano mayor es como ensayar para la paternidad, y yo siempre he tenido problemas con esto. y es que a veces mis hermanos son tan cerrados que me desespero... estoy empezando a dejar de entenderlos. mierda.

pero reflexioné toda la tarde, y llegué a una conclusión. no debo tratar que los demás hagan lo que yo haría. no debo obligarlos, ni enfadarme si no toman mis sugerencias, ni presionarlos para que hagan lo que digo. cada quien debe tropezar con sus propias piedras. cada quien debe escoger qué estrella seguir. no todos son como yo... ese es el encanto de la humanidad: todos somos diferentes, y esas diferencias deben preservarse.

de vuelta en mi casa (después de ver king kong por segunda ocasión), vi en el noticiero un reportaje del muro de la vergüenza, de los indocumentados, de los campesinos que, a pesar del tratado de libre comercio, no pueden vender en los estados unidos, y recordé todo lo que aprendí en mis clases de globalización, y sentí la indignación y la injusticia más que nunca, y decidí que tengo que hacer más. sin embargo, creo que lo mío no son las protestas, ni los boicots, ni los saqueos, ni las manifestaciones... no. debo cambiar yo. ya lo estoy haciendo, pero aún falta mucho qué hacer. debo sacudirme hasta el más mínimo residuo de egoísmo en mi interior, debo empezar a mirar a las demás personas hasta el fondo de su alma, y ver en sus ojos sus problemas, sus miedos, sus frustraciones, sus esperanzas... porque el egoísmo es lo que nos frena. porque al sólo pensar en la satisfacción propia, nos olvidamos que en el camino tal vez estamos pisoteando a otra persona. no soy la única persona con sueños, ni con deseos, ni con temores... todos somos iguales.

y si puedo comprender eso, y puedo cambiar mi manera de actuar, tal vez contagie a alguien, y si una sola persona comprende mis razones, y mis motivaciones, y mis causas, y las hace suyas, habré dado el primer paso, habré contribuido con el bienestar social. porque tal vez esa persona contagie a otra más, y esa a otra, y así se formará una gran cadena que abrazará al mundo entero... y eso, un cambio en el mundo, será el mejor regalo de navidad. el cambio ya ha comenzado, porque mi motivación aumentó. y sé que encontraré muchos obstáculos y sinsabores... pero no puedo darme por vencido. el mundo no va a cambiarme.

sé que en estas fechas los corazones se ablandan y la percepción se abre, así que mi mensaje de navidad es el siguiente:

di NO al egoísmo. que tu prioridad pase del "yo" al "nosotros". que la indiferencia no te domine. que el sistema no te ciegue ante la injusticia. que el consumismo no convierta a tu corazón en una joya de 18 kilates. que recuerdes siempre, siempre, que allá afuera hay alguien que tiene menos oportunidades que tú y más problemas, que su lucha de cada día no es vivir mejor, sino sobrevivir, y que mientras tú estás aquí leyendo estas líneas y mientras yo estoy aquí escribiéndolas, hay alguien que se está muriendo de hambre, y alguien que está sufriendo una pérdida, y alguien angustiado porque no sabe qué pasará mañana con sus hijos... ábrete: abre tus ojos, y mira a tu alrededor; abre la boca, y di lo que ves; abre la mente, y percibe la realidad; abre el corazón, y siente cómo el mundo sufre...

feliz navidad.

21/12/05

sugestiones

sugestiones

"siempre, al viajar de una ciudad a otra, me duele el estómago". al principio era por nervios, según, pero esta vez no creo haber estado nervioso, y aún así, hubo un momento en que el dolor fue insoportable.

"en mazatlán hace calor". cuando llegué a la casa que me vio crecer y convertirme de un niño caprichoso y rencoroso al jovenzuelo que aspira cambiar el mundo, encontré a mi madre tapada con una pequeña cobija azul, mientras yo sudaba porque traía una camisa de manga larga.

"las despedidas son siempre dolorosas". esta vez me sucedió al revés, y en lugar de pensar en la despedida #6 hasta el final de las vacaciones, ese pensamiento angustiante fue el que provocó mi insomnio de la primera noche. pensé que no podría soportar una despedida más, que ni mi madre, ni mis hermanos, ni yo, la merecíamos. en el punto crítico, asumí que entonces sólo quedaban dos salidas: o me quedo para siempre aquí, o me quedo para siempre allá. pero ninguna de las dos me parecía mi camino. concluí que, como cuando dicen "es mejor haber amado y perdido que nunca haber amado", es mucho mejor ver a mis hermanos y a mi madre de vez en cuando que nunca, así, la esperanza de verlos de nuevo me da fuerzas cuando estoy lejos.

"la navidad es época de reconciliación". pero descubrí que no siempre es así. mi familia (hoy lo descubrí) tiene conflictos emocionales que van más allá de lo que se puede ver. rencores enraizados, odios que jamás fueron olvidados, discusiones enterradas vivas, cuyos fantasmas aún siguen haciendo estragos. esta navidad no será como las demás. la festividad más tradicional de la familia ha sido estropeada por un problema que siempre ha existido, pero que hasta ahora explotó... y yo no quiero eso. no vine para eso, mierda... vine para la cena de noche buena en casa de mi abuela, con todos reunidos, como una verdadera familia... porque allá es lo único que me falta.

"debo cortarme el pelo". así es. debo.

"incluso los sentidos pueden verse afectados cuando la sugestión es demasiada"

13/12/05

licenciatura en robo

Los verdaderos ladrones

Una señora mayor, con el pelo teñido y una sudadera verde, aparece en la esquina y se interna en el parque. Camina rápido, sujetando con fuerza su bolso contra el pecho, se le nota que tiene prisa por llegar a casa, o será que son las once treinta de la noche y este parque tiene mala pinta. Miguel la sigue con la mirada. En tres minutos, cuando la señora mayor con sudadera verde haya atravesado el parque, él la tendrá a su alcance y esta vez tiene que hacerlo. Bastará con salir de pronto de entre las sombras, apuntarle con el arma -procurando disimular el temblor de su mano-, y decir una sencilla frase: Dame el dinero, vieja. Había pensado en no llamarla "vieja" -demasiado rudo-, sino "abuela", como los gringos. O anciana. O señito.
"¿Pero qué clase de asaltante soy?", se pregunta. Está aquí desde las nueve, y ha ido dejando pasar a todos los transeúntes sin amenazarlos, ni siquiera se deja ver. En el último segundo, se le ocurre que tal vez este joven va demasiado drogado como para asustarlo, o que aquella parejita sólo quiere un buen faje en un lugar oscuro (¿por qué molestarlos? No hay derecho...), o que la muchacha con el niño debe ser madre soltera y ha de estar igual de jodida que él. Miguel se responde: "Soy la clase de asaltante que no asalta a nadie porque la conciencia no me deja; porque haré el intento, como se lo prometí a mi cuñado -¡él sí que tiene talento para esto!-, pero sólo para convencerme de que esto del crimen no es lo mío, si hasta ahora he sobrevivido con mi mujer y mis tres hijos, puedo seguir haciéndolo, aunque sea vendiendo sodas en algún crucero, o limpiando parabrisas... pero ya ni eso deja, y los niños en la escuela, y los uniformes, los cuadernos... y ya va a ser fin de mes y debo seis meses de renta, don José me dijo que era la última oportunidad que me daba... ¿Y qué puedo hacer? No me dieron clases de esto en la universidad, me dijeron que con buena ortografía y sonrisa amable las puertas del mundo se me abrirían, y aquí estoy... licenciatura en robo, eso debí estudiar..."
Miguel toma un último aliento y emerge de las sombras, apuntándole a la señora mayor con sudadera verde, quien lo mira sorprendida.
-Dame el dinero, anciana.
Pero la anciana no suelta su bolso. Se queda paralizada.
-¿No oíste? ¡La bolsa!
Miguel se pone aún más nervioso, y temblando, se acerca un sólo paso a la señora. Ella, horrorizada, hace lo que le dijo su marido: saca de su bolso un revólver, y apuntando hacia enfrente jala del gatillo. Miguel se desploma, y su frente se estrella contra el césped húmedo. La señora guarda el revólver y sigue caminando, apurada.

(FIN)

9/12/05

clase de guionismo

integridad

en verdad no siento yo que me haya vuelto un amargado. el caso es que, en la clase de globalización y modernidad, analizamos al fin el tan famoso libro "patas arriba" de galeano. lo que aprendí es que en este mundo hay dos tipos de personas: aquellos que regresan la cartera y aquellos que no. nunca me he encontrado una cartera. una vez me encontré un billete de quinientos pesos (y me lo gasté en libros), pero fue la ocasión más afortunada. Hablábamos de eso, pues, de dignidad, de integridad, de que en este mundo al revés, es muy difícil apegarte a tus valores y a tus principios. todos nos conmovimos con la clase. bastante.

en la clase de guionismo, muchos se mostraron inconformes con la forma en que el profe evaluaba el último parcial. le pedían "chance" para entregarle el guión después. estoy seguro que fue una broma, pero como dice quien lo dijo, entre broma y broma la verdad se asoma, el profe pidió una botella de buchana's (ignoro si se escribe así) a cambio de una calificación. Y los alumnos aceptan gustosos, animados, la oferta: yo le traigo dos, le dicen.

es difícil mantener la dignidad. tal vez estoy siendo exagerado, pero la situación esta me dejó pensativo. y no sólo eso, el profesor nos dio "ideas para producir más y mejor", y entre ellas estaba "no deje su trabajo (aunque no le guste, para hacer lo que quiere debe tener primero estabilidad económica)" y "no traten de enfocarse en su talento si no deja dinero". pero claro, claro: el mundo es peligroso, los retos son excesivos, no es bueno luchar por lo que quieres. no dije nada por que no tenía ganas de discutir con el profe. tenía otras cosas qué pensar...

p.d.: http://cuentistaidiota.blogspot.com/2005/08/historias-de-taxi-serie-de-cuentos.html

8/12/05

el torrente del tiempo

primer amor

hace unos días estaba recordando a una persona, a la que llamaremos "flor", por ser del género femenino y porque así le decía su abuelo en lugar de llamarla por su nombre. siempre mantuve un lindo recuerdo de ella, muy bien cuidado, repleto de melancolía y de frases cursis que me la recordaban. pero, cuando las frustraciones amorosas sobrepasaron los éxitos, mi primer amor se convirtió en mi primera obsesión. después adquirí las demás.

ambos abandonamos nuestro puerto natal al terminar la prepa. ella se fue a mexicali, yo a tijuana. ella tenía novio cuando se fue. yo... me cuesta admitirlo, pero yo todavía la quería, con un amor casi infantil, enfermizo, que no me cabía en el pecho y me hacía daño. la busqué. traté de encontrarla, de hablarle, de decirle una palabra más, de echarle un último vistazo, de pedirle que me regalara un último abrazo, un último beso, porque la despedida nunca me había quedado clara en la memoria. jamás nos despedimos. ella rechazó lo que le ofrecí, y yo la odié por no dejarme quererla como se merecía.

hoy se me ocurrió revisar su perfil en hi5, sólo por curiosidad. yo recordaba a una flor amable con la gente, simpática, con un sentido del humor tierno e infantil, que se preocupaba por los animales que se comía y por los pobres y por los necesitados. recordaba a una muchacha que era una amiga incondicional, la creía incapaz de olvidarse de sus amigos, mucho menos de su primer enamorado. pero encontré a una persona muy diferente. le gusta el reggaetón, los corridos y la banda. busca amigos, no le importa cómo sean, pero que les guste divertirse. se alacia el pelo, usa maquillaje y ropa "nice"... es decir: es, como les dicen acá, una trola. no me gusta juzgar a la gente por cómo se ve... pero me queda muy claro que la persona que yo amaba ya no existe. que esa mujer a quien quise entregarle el alma y me rechazó, ya no está en este mundo. el tiempo la ha aniquilado. y junto con ella murieron mis recuerdos lindos, y mis esperanzas ambiguas.

y así... la vida sigue.

"you say you would love me until you die... and as far as I know you're still alive"


El último cumpleaños

El último cumpleaños

A veces me pregunto qué celebro. Es sólo un día más, como cualquier otro. El vecino me despierta, y me pide el baño; como el suyo no tiene agua caliente, viene aquí, y me acompaña em el desayuno. Creo que se llama Andrés-18, es algo fastidioso, a decir verdad, pero cuando los años pasan uno va necesitando compañía, aunque sólo hable de su absurdo trabajo -¿técnico en refrigeración? ¿Qué clase de trabajo es ese?- y de sus problemas sentimentales. Pero hoy en día ya nadie habla de otras cosas, ¿o sí? Sólo hay tres temas: trabajo, sexo y televisión. Nadie se preocupa por otros asuntos, ¿por qué? Porque no hay otros asuntos. Vivir significa trabajar, tener sexo y ver televisión. Cuando ya nada de eso puedes hacer, vienen por ti. Oh, sí, he visto cuando vienen. Lo hacen por las noches, para que nadie vea. No quieren provocar pánico, pero todos saben cómo es esto. El primer día que me instalé aquí, cuando cumplí quince, vinieron por el sujeto que vivía donde ahora vive una jovencita rara. Fue terrible. Ese departamento está maldito, me parece.

Después de todo, no es tan importante. El día en que llegue al mundo, otros miles de millones lo hicieron también, así que ¿qué importa? No es nada especial. Te vacunan, te entrenan, te dan todo para que puedas trabajar, tener sexo y ver televisión. Con todos es igual. Sólo nos diferencian los códigos en las muñecas, el lugar donde vivimos, las personas con las que tenemos sexo, cuánto ganamos y qué modelo de televisor tenemos. El paisaje que vemos por las ventanas es igual: edificios, coches, hologramas. Pero, ¿y más allá? ¿Qué hay detrás de las paredes que nos encierran? ¿En realidad hay un desierto infinito, inundado de gases ponzoñosos y de criaturas abominables? ¿Y si no? ¿Y para qué tengo que trabajar? ¿Quién me obliga? Lo he hecho durante 50 años.

No... la verdad es que estoy aterrado. No tardan en llegar. Bueno, só, tal vez le falten cosas, pero después de todo, así ha sido siempre, ¿o no? Sé... sé que puedo seguir trabajando, y teniendo sexo, y viendo televisión... Este no puede ser el fin. Oh, no... Son ellos. Están aquí. Vinieron por mí.

-¿Es usted Salvador Velázquez-27?
-Sí... soy yo. Pero todavía quiero trabajar, por favor, sólo tengo 75, no soy viejo...
-Ba'h, ¿por qué todos dejan de tomar el Rivaliux sus últimos días...? Andando, 27, no tenemos toda la noche.

Un botón presionado por su dedo, y la oscuridad sobre mí. Feliz cumpleaños...

(FIN)

29/11/05

el derecho al delirio

nota preliminar: juro que es el último post fusilado de la temporada, pero es que no podía dejar de compartir con ustedes, mis escasos lectores de este humilde blog, esto que encontré en el último capítulo del libro patas arriba, la escuela del mundo al revés, de este autor uruguayo. el derroche de inspiración ha sido bastante generoso, y apenas termine mis nuevas series de cuentos cortos, se los haré saber. vamos, nútranse de conciencia social (especial atención al delito de estupidez):

Pintura de Salvador Dalí

En 1948 y en 1976, las Naciones Unidas proclamaron extensas listas de derechos humanos; pero la inmensa mayoría de la humanidad no tiene más que el derecho de ver, oír y callar. ¿Qué tal si empezamos a ejercer el jamás proclamado derecho de soñar? ¿Qué tal si deliramos, por un ratito? Vamos a clavar los ojos más allá de la infamia, para adivinar otro mundo posible:
el aire estará limpio de todo veneno que no venga de los miedos humanos y de las humanas pasiones;
en las calles, los automóviles serán aplastados por los perros;
la gente no será manejada por el automóvil, ni será programada por la computadora, ni será comprada por el supermercado, ni será mirada por el televisor;
el televisor dejará de ser el miembro más importante de la familia, y será tratado como la plancha o el lavarropas;
la gente trabajará para vivir, en lugar de vivir para trabajar;
se incorporará a los códigos penales el delito de estupidez, que cometen quienes viven por tener o por ganar, en vez de vivir por vivir nomás, como canta el pájaro sin saber que canta y como juega el niño sin saber que juega;
en ningún país irán presos los muchachos que se nieguen a cumplir el servicio militar, sino los que quieran cumplirlo;
los economistas no llamarán "nivel de vida" al nivel de consumo, ni llamarán "calidad de vida" a la cantidad de cosas;
los cocineros no creerán que a las langostas les encanta que las hiervan vivas;
los historiadores no creerán que a los países les encanta ser invadidos;
los políticos no creerán que a los pobres les encanta comer promesas;
la solemnidad se dejará de creer que es una virtud, y nadie tomará en serio a nadie que no sea capaz de tomarse el pelo;
la muerte y el dinero perderán sus mágicos poderes, y ni por defunción ni por fortuna se convertirá el canalla en virtuoso caballero;
nadie será considerado héroe ni tonto por hacer lo que cree justo en lugar de hacer lo que más le conviene;
el mundo ya no estará en guerra contra los pobres, sino contra la pobreza, y la industria militar no tendrá más remedio que declararse en quiebra;
la comida no será una mercancía, ni la comunicación un negocio, porque la comida y la comunicación son derechos humanos;
nadie morirá de hambre, porque nadie morirá de indigestión;
los niños de la calle no serán tratados como si fueran basura, porque no habrá niños de la calle;
los niños ricos no serán tratados como si fueran dinero, porque no habrá niños ricos;
la educación no será el privilegio de los que puedan pagarla (sniff!)
la policía no será la maldición de los que no puedan comprarla;
la justicia y la libertad, hermanas siamesas condenadas a vivir separadas, volverán a juntarse, bien pegaditas, espalda contra espalda;
una mujer, negra, será presidenta de Brasil, y otra mujer, negra, será presidenta de los Estados Unidos de América; una mujer india gobernará Guatemala y otra, Perú;
en Argentina, las locas de Plaza de Mayo serán un ejemplo de salud mental, porque ellas se negaron a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria;
la Santa Madre Iglesia corregirá las erratas de las tablas de Moisés, y el sexto mandamiento ordenará festejar el cuerpo;
la Iglesia también dictará otro madamiento, que se le había olvidado a Dios: "Amarás a la naturaleza, de la que formas parte";
serán reforestados los desiertos del mundo y los desiertos del alma;
los desesperados serán esperados y los perdidos serán encontrados, porque ellos son los que se desesperaron de tanto esperar y se perdieron de tanto buscar;
seremos compatriotas y contemporáneos de todos los que tengan voluntad de justicia y voluntad de belleza, hayan nacido donde hayan nacido y hayan vivido cuando hayan vivido, sin que importen ni un poquito las fronteras del mapa o del tiempo;
la perfección seguirá siendo el aburrido privilegio de los dioses; pero en este mundo chambón y jodido, cada noche será vivida como si fuera la última y cada día como si fuera el primero.

Eduardo Galeano, Uruguay

26/11/05

El paraíso

nota preliminar: cuando te das cuenta de que existe una realidad muy diferente a la que percibes, que existe aunque no es visible, resulta un choque descomunal entre tus valores y tus costumbres, entre lo que eras y lo que te dispones a ser, entre lo que piensas y lo que haces. pensándolo bien, no es sólo descubrirla, sino comprenderla, desde sus causas hasta sus consecuencias. este choque tiene distintos efectos en todas las personas, supongo. en mí, derivado de esta revoltura de sensaciones, encontré la inspiración suficiente para escribir una novela. pero no la quiero hacer como las anteriores (que ni siquiera he terminado); ésta estará cargada de un enorme sentido social, para que la gente abra los ojos y se de cuenta de la dirección que nos están haciendo tomar... será mi forma de contribuir. esa y las demás.

Visage of war, Salvador Dalí

Si nos portamos bien, está prometido, veremos todos las mismas imágenes y escucharemos los mismos sonidos y vestiremos las mismas ropas y comeremos las mismas hamburguesas y estaremos solos de la misma soledad dentro de casas iguales en barrios iguales de ciudades iguales donde respiraremos la misma basura y serviremos a nuestros automóviles con la misma devoción y responderemos a las órdenes de las mismas máquinas en un mundo que será maravilloso para todo lo que no tenga piernas ni patas ni alas ni raíces.

Eduardo Galeano, Uruguay

22/11/05

Pobrezas

La noche de los pobres, Diego Rivera

Pobres, lo que se dice pobres, son los que no tienen tiempo para perder el tiempo.
Pobres, lo que se dice pobres, son los que no tienen silencio, ni pueden comprarlo.
Pobres, lo que se dice pobres, son los que tienen piernas pero se han olvidado de caminar, como las alas de las gallinas se han olvidado de volar.
Pobres, lo que se dice pobres, son los que comen basura y pagan por ella como si fuese comida.
Pobres, lo que se dice pobres, son los que tienen el derecho de respirar mierda, como si fuera aire, sin pagar nada por ella.
Pobres, lo que se dice pobres, son los que no tienen más libertad que la libertad de elegir entre uno y otro canal de televisión.
Pobres, lo que se dice pobres, son los que viven dramas pasionales con las máquinas.
Pobres, lo que se dice pobres, son los que son siempre muchos, y están siempre solos.
Pobres, lo que se dice pobres, son los que no saben que son pobres.

Eduardo Galeano, Uruguay

"Pachamama te veo tan triste... Pachamama me pongo a llorar..."

21/11/05

descubrimientos

descubrimientos

hay quienes dicen que todos los días se aprende algo nuevo. el otro día le enseñé a jessy a recordar cuáles meses tienen 31 días contando con los nudillos. y el fin de semana pasado descubrí que siempre es mejor estar bien hidratado, aunque te den ganas de ir al baño o aunque no sientas sed, si no, puedes quedarte ciego cuando menos lo esperas... pero esa es otra historia.

anoche decidí gastar mis últimos veinte pesos en algo de cenar. hice los dibujos de la tarea de mercadotecnia en el cuaderno (igual que el guión técnico para guionismo), con la esperanza de poder pasarlo al siguiente día temprano a computadora para entregarlo. la nueva remesa me llegó hasta las once pasadas, lo cual me quitaba la posibilidad de entregar mi trabajo a tiempo para evaluación. ¿víctima de las circunstancias? no, no creo. más bien, víctima de la mala administración, víctima de la economía del país, víctima del modelo neoliberal, como la gran mayoría de los habitantes del mundo. en la clase de foto había cola para usar el salón, y a mí me toca hasta el próximo miércoles, así que decidí no ir a la escuela. me bañé con calma, arreglé como pude mi cuarto, y fui a sacar el dinero. compré un libro que necesitaba y que por casualidad encontré en la librería de la uabc, en un recorrido de reconocimiento, pensando en que, en un futuro no muy lejano, estaría recorriendo los andadores de esa escuela pero no para perder el tiempo, sino para acudir a mi siguiente clase. regresé a casa, leí dos capítulos de "patas arriba, la escuela del mundo al revés" de eduardo galeano (muy recomendable), y cuando dieron las dos y media, acudí a la fondita a cuatro cuadras de mi casa a comer algo. luego fui a caminar, y por casualidad, vi a lo lejos una comercial mexicana. con la esperanza de poder adquirir ahí mi revista conozca más (edición especial de sexo) a precio de portada, me encaminé hacia ahí y, para mi enorme sorpresa, descubrí el centro comercial otay, una especia de "gran plaza" mazatleca si estuviera abierta las 24 horas y fueras a las 4 de la mañana: locales abandonados, pasillos vacíos, vendedores (de libros, de belleza estética, de impresiones, de ropa, de sombreros mexicanos) esperando el milagro de que un cliente atravesara la puerta del local.

me pareció fabuloso. como descubrir ruinas contemporáneas, un centro comercial en el olvido, donde el eco se multiplica por las esquinas, los guardias de seguridad te ven con ojos de sospecha, y te siguen por los estantes del interior de la comercial mexicana, porque en aquel lugar rústico no existen las cámaras de seguridad, ni las alarmas antirrobos, vamos, ni siquiera existen las puertas que se abren solas: aún tienen la leyenda "empuje" inscrita con letras blancas. me pareció un descubrimiento insólito, un lugar donde puedes ir y disfrutar del silencio y la tranquilidad, un mundo paralelo donde el consumismo aún no clava sus garras, donde los vendedores, en lugar de competir, se unen para vender aunque sea un poco, y los clientes, en vez de recorrer la plaza con prisa, se toman su tiempo para saborear el placer de la quietud. la mejor plaza de tijuana: el centro comercial otay.

por cierto, antes tenía multicinemas. ya no.

15/11/05

Tulipanes (Versión 2)

Tulipanes

Elisa se rehusó a creerle al doctor Arriaga. No era normal, ni lógico, ni coherente. Armando había tenido siempre una salud inquebrantable. En seis años de matrimonio, le había dado una vez un resfriado leve, y nada más. Por eso aquella tarde fue una locura. Lo habían ascendido en el trabajo, y Elisa se había esmerado en prepararle una exquisita cena. Lo recibió con un beso, ambos estaban felices, se sentaron en la mesa, Claudia estaba en casa de su abuela cuando, a mitad de una copa de vino, Armando se desplomó sobre el plato y no se volvió a mover. Elisa creyó que era una broma, hasta que quince minutos después llamó al doctor porque su marido ya no estaba respirando. Señora, su marido está muerto.

Nadie pudo convencerla. Elisa decía que no, que no era posible, cómo así, nada más, y el doctor argumentaba que era un caso raro pero no imposible. "Caprichos biológicos", decía. La madre de Armando tuvo que encargarse del funeral, de la misa, del entierro, de los seguros, porque Elisa había declarado que no iba a hacer nada, que su marido no estaba muerto. No paró de llorar. Sus ojos grandes y hermosos se enrojecieron por tantas lágrimas, y se encerró en su cuarto hasta el momento del funeral. Se acercó despacio al ataúd, miró el rostro de Armando. No parecía muerto. Así permaneció durante un largo rato, esperando en secreto que su marido despertara y le dijera al mundo que estaban en un error, que él no estaba muerto. Despacio, vio cómo en el rostro de Armando se iba dibujando una leve sonrisa. Nadie le creyó. Le dieron pastillas para los nervios, la apartaron del cuerpo de su esposo y le ordenaron descansar.
En el panteón ya parecía más convencida. Su madre, su padre, su hermano, sus suegros, todos habían hablado con ella y le habían repetido hasta el cansancio que Armando estaba muerto. Elisa pensó "una mentira mil veces repetida se convierte en verdad", y sin dejar de llorar, caminó al lado del ataúd. Sin embargo, aún había algo, algo dentro de ella que la hacía dudar. De pronto sintió la presencia del marido, como cuando llegaba temprano y ella, sin oírlo, sabía que había llegado, o como cuando se acordaba de él con más intensidad y a los segundos sonaba el teléfono y era él. Es imposible, Armando está muerto. Creyó haber escuchado su voz, dentro del sepulcro, pronunciar "Elisa", aunque fue casi inaudible... No, no puede ser. Armando está muerto. Lo sé por los tulipanes. Él quería tulipanes en su entierro, y aquí están. Elisa toma un puñado de tierra y lo lanza a la fosa. Claudia, su hija, pregunta, Mamá, qué le pasó a mi papi. Elisa responde, Tu papi se fue al cielo, hija, y entonces deja de llorar.

(FIN)

---------------------
[Versión original]

11/11/05

un milagro

milagro

todo empezó cuando el profesor luis moreno, de globalización y modernidad, nos dejó una exposición sobre la reforma energética mexicana. mi equipo de trabajo consistía en un grupo de personas a las que no frecuento, y yo jamás me había sentido con la confianza suficiente como para liderar un grupo. lo dejé pasar. bajo mi nueva filosofía de "las calificaciones no relfejan lo que en verdad he aprendido", el mes de octubre había flojeado tanto en la escuela que terminé reprobando tres materias, una con cero, una verdadera humillación para mi historial académico. como excusa para mi autoengaño, decidí que, ya que me cambiaría de escuela el próximo periodo, no tenía por qué esforzarme demasiado por pasar materias que, o no me interesaban, o no me gustaban los profesores. la irresponsabilidad, una vez más, me había envuelto en sus tramposos brazos, seduciéndome.

llegó el día de la exposición, y nuestro equipo fue el más patético de la historia. nadie tenía bien claro sobre qué iba a hablar, ni siquiera dominábamos el tema, y el profesor moreno lo notó de inmediato. me sentí mal, como suelo sentirme cuando defraudo las expectativas de las personas que admiro (como mi papá o algunos de mis tíos). pero, la misericordia del profe nos otorgaba veinte minutos de la clase siguiente (el viernes) para reponer nuestra pésima actuación. al término de la clase, reuní a mi equipo y les exigí reunirnos a la mañana siguiente, faltando a nuestras clases regulares, para enmendar nuestro trabajo.

el jueves me fui directo a la biblioteca, pero no había nadie, así que me dirigí al salón de clases. el profesor de mercadotecnia sólo estaba recibiendo trabajos, y como yo no lo había hecho, me quedé afuera. vi por la puerta a dos de mis compañeras, pero cuando llegaron mis amigos y propusieron irnos a desayunar, no puede evitar aceptar. cuando regresé, ya no había nadie. y no tenía manera de localizar a los miembros de mi equipo, por tanto, mi exposición del día siguiente no se efectuaría, una vez más, gracias a mi irresponsabilidad.

todo el día estuve maquinando planes para excusarme con el profesor moreno. había varias posibilidades: faltar a su clase, inventarme alguna excusa catastrófica e implorarle para que me otorgara una nueva oportunidad, recurrir a mi trágica historia de estudiante solo y sin recursos (que siempre había funcionado con otros profes), o, nada más, decir la verdad. decidí que eso sería lo mejor. esperar al profe a la entrada del salón y decirle que yo no iba a exponer, porque no había hecho nada, y que merecía el castigo que él considerara necesario. el viernes llegué más temprano que lo habitual, mis compañeras preparaban la computadora y la presentación, y yo... yo me quería hundir en un pozo. salí del salón, me planté en las escaleras para terminar de leer el libro que nos había encargado también para esa clase, y esperé, muerto de nervios y de vergüenza.

¿qué cara le mostraría al profe? ¿qué cara pondría él cuando se lo dijera? "mierda", pensé. eran las ocho diez. un retraso de diez minutos no significaba nada. a las ocho quince me empecé a impacientar. a las ocho veinte, subió don robert, el encargado de no sé qué en la escuela, para avisarnos que el profe luis moreno no asistiría a dar clases. recordé que, cuando me levanté esta mañana, y salí de mi casa, enfundado en la máscara de valor que me pongo cuando sé que soy un fiasco, pensé "algo extraordinario tiene que ocurrir, como siempre". porque esa era la ley. siempre que yo no hago algún trabajo importante, algo pasa y me libero de todo eso. esta vez también pasó. pero sé que es la última vez, algo dentro de mí me lo dice.

todo esto coincide con la revolución ideológica que experimento en estos días. desde que me enteré del abrumador cero, decidí que debía dejar de lado mi actitud valemadrista y aplicarme. desde que me empezó a preocupar mi futuro, después de ese profundo lapsus en el que me autoproclamé "prisionero del presente", me pregunté qué voy a ser para ganarme la vida, y me quedé sin respuesta. mi profesora de lectura y redacción me ha dado ánimos para editar mis cuentos y novelas, y aunque lo ideal sería vivir de lo que me gusta, aún no me siento con confianza (ni talento, ni experiencia) suficiente para empezar el arduo camino que deben recorrer los escritores, aunque sé que tarde o temprano lo empezaré. mi imagen dando clases de ortografía en alguna preparatoria es algo que no termino de aceptar. necesito moverme, y este milagro que ocurrió hoy es la señal que me terminó de activar. es todo, no puedo seguir igual. se acabó la irresponsabilidad.

7/11/05

El llanto

El llanto del bebé inunda el vagón y mata cualquier otro sonido. Los pasajeros, todos, parecen atentos a los gemidos inocentes que aquella inexperta garganta emite, tratando de identificar la más mínima variación en la frecuencia, tono, volumen o intensidad del que, suponen, es un varón recién nacido. Algunos, los más entrometidos, se preguntan por qué la madre no hace nada, sólo está ahí, sentada, mirando por la ventanilla la interminable pared del túnel subterráneo sin expresión alguna en el rostro, sosteniendo y aguantando al pequeño. Lo que no saben es que la madre también llora, pero nadie puede ver sus lágrimas disimuladas.
El tren se detiene, la puerta se abre, la gente sale presurosa. La madre se levanta de su asiento, el llanto del bebé se pierde, confundido por el ambiente que de pronto se volvió ruidoso. Un joven se detiene para dejar pasar a la madre, Adelante, pase usted, y ella pasa, nada más. Camina con pasos cortos y rápidos. Mira al frente. Sabe qué tiene que hacer. No puede ser débil, no ahora. De su fortaleza depende su futuro, pero no es momento de pensar en esas cosas, no, hay que enfocarse, no tocar a nadie, esquivar a las personas, alguno tal vez quiera detenerla y decirle que qué lindo nene, por qué llora, pobrecito. No es posible que sepa, piensa la madre, Es sólo un bebé, no tiene idea. El andén está repleto. Pero el baño, es el lugar elegido, debe estar vacío. Hoy en día nadie usa los baños del metro, están asquerosos. Hacia allá se dirige.
Entra. Está vacío, húmedo, oscuro, repugnante. No tendrá que esperar mucho, alguien escuchará el llanto y vendrá. No hay tiempo para despedidas. La madre deja al bebé en el lavamanos, lo cobija bien, ya no puede disimular su llanto, las lágrimas gruesas ruedan por su rostro joven y demacrado antes de tiempo. Una bendición, un beso en la frente. Ni siquiera le puso nombre. Sale casi corriendo, Adiós, adiós, hijo, choca con una señora con el cabello teñido de rojo y muy maquillada, Disculpe, No hay cuidado, y ahora sí corre hacia el tren que está a punto de irse. Parece el mismo vagón en el que venía, pero no: falta el llanto de un bebé. Mira la interminable pared. Mira a la gente. Todos parecen estar atentos a ella, todos parecen saber que es la peor madre del mundo. No, no puedo hacer esto. La madre baja en la siguiente estación y corre todo el camino de regreso. No puedo dejar a mi hijo, no puedo.
Un grupo de personas rodean a la señora pelirroja en la puerta del baño. Lo encontré llorando, pobrecito, está asustado, Y la madre, No lo sé, se fue corriendo, Cómo era ella, Por qué, Pues porque vamos a buscarla para detenerla, esto es un delito. La señora pelirroja mira directo a los ojos de la joven y asustada madre que observa la escena algo alejada, pero que escucha todo. Ambas se miran por un instante, la madre da media vuelta y sale a la calle, presa del pánico, no quiere ir a la cárcel. La señora pelirroja mira al niño, se está calmando ya. Lo siento oficial, no le ví la cara.

(FIN)

29/10/05

Viendo "Tu cerebro"

Tu cerebro

sólo imagina...

Esta noche la bolsa es de mil dólares. MIL dólares. Es una fortuna. Con eso alimentaría a mi familia por dos semanas, y le compraría zapatos nuevos a Marisol, la pobre no puede ir a la escuela porque no tiene zapatos. Que no se lo lleven. Así mañana serán mil cien, esos cien extra me servirían para un frasco de Rivaliux. Buena falta que me hace. Ah, perdió ese pendejo, sigue la pregunta final. Todas las miras en la frente del último concursante, el tipo amarrado en una cama vertical, todo un clásico. Pero me gustan más las hachas. Truenan. Oh, ahí viene el tren. Mierda, cállate Max, ya vas a empezar, ladrarle a un tren, qué reverenda estupidez, ¡que te calles! Uff... ¿En qué estaba? Ah, la pregunta. Elije el sobre verde. Está sudando, incluso llora, pero no se notan las lágrimas. El conductor lo abre. Ahora, la pregunta final, señor Salas Sepúlveda 21-D. Si contesta acertadamente se llevará la bolsa acumulada de mil (sí, MIL) dólares, y un pase de cortesía para el ciber-billar ElectroPool, ubicado en la calle 42 y Ruanova, manzana 3, edificio 52-G. De lo contrario, nuestros francotiradores de esta noche, entre ellos, el actor hollywoodense Brendan Buckerham (aplausos) y la princesa de Nueva Ucrania Republicana, Eloise Mundock (aplausos y chiflidos), le dispararán directo al cráneo hasta extraer tu, tu, TU cerebro. ¿Estás listo, 21-D? Cuánta confianza como para llamarlo por su primer nombre. 21-D está listo. La pregunta es...

¿Qué famoso cantante de reggae-gótico transmetal-indust se divorció de la super estrella porno y derectora de la línea de maquillaje para niñas Ultra-Cute, Sarah Williams, convirtiéndose en su ex-marido número 26, cifra récord para esta generación de jóvenes actrices porno?

21-D mira para todos lados, es obvio que no sabe, no tiene la menor idea. Pero si está fácil, hasta yo la sé: Lorenzo Bacardi ZayZay, el de Cinco Picos. Pide que se la repitan... Iluso, no sabe las reglas. O tal vez la presión mortal lo ponga nervioso. Niñerías. Le da cinco segundos. Cuatro... Tres... Dos... Uno... ¡Nacho Hernández-Varff! El conductor detiene el "¡Disparen!" en el pecho y abre la tarjeta con lentitud. Los créditos comienzan a aparecer en la tira negra de abajo, a toda velocidad. El conductor mira hacia la cámara. Y la respuesta es... ¡incorrecta! ¡Disparen!

Los francotiradores disparan, y el último grito de terror del pobre 21-D es consumido por el sonido de las balas destruyendo el cráneo del sujeto este, hasta dejar al descubierto su cerebro. El conductor toma el cerebro entre sus manos y baila al compás del ritmo que suena de fondo, una canción de ZayZay.

Tú, tú, TÚ puedes participar mañana por la bolsa acumulada de MIL CIEN dólares, sólo llama al 532117043249 e inscríbete ahora mismo.

Pronto, una pluma y una libreta, no se me vaya a olvidar.

(FIN)

...anigami olós

27/10/05

tulipanes

tulipanes

Se sentía perdido en medio de un inmenso desierto de luz. El resplandor blanco lo cubría todo, parecía atravesar su cuerpo y envolverlo en un manto de calma y tranquilidad infinitas. No sabía cuánto tiempo había estado así, pero tenía la impresión de haber pasado toda una eternidad. Su mente, también limpia e inundada por la luz, se había olvidado de todo, incluso de su nombre. No había más preguntas, ni más miedos, ni más problemas. La gloriosa blancura lo era todo, y Armando viajaba flotando a través de ella, maravillado, sorprendido ante aquel paraíso de inconsciencia.

Sintió un agresivo tirón y al instante fue expulsado de su inmaculado refugio, y al abrir los ojos, descubrió que estaba ciego. Sus párpados dejaron entrar una oscuridad sólida y macabra, y con ella entraron también la angustia y la desesperación. Qué pasó. Dónde estoy. Tampoco podía hablar, ni mover un sólo músculo, ni escuchar nada. Sus ojos buscaron algún residuo de la magnífica blancura en la que había estado atrapado unos segundos antes, sin éxito. Cada bocanada de aire, cada latido de su corazón eran ahora una tortura indescriptible. Poco a poco, comenzó a sentir que su cuerpo se balanceaba con suavidad. Una delgada línea blanca fue dibujándose sobre él, recortando su figura en un rectángulo negro. Murmullos distantes, que fue identificando como llantos, en las voces de conocidos. Escuchó a Elisa, su mujer, y a su madre, y a sus hermanas. Pero parecían inmersos en un dolor tan profundo que lo alejaba de ellas. Trató de hablar, de llamar a su esposa, pero de su garganta sólo brotó un gemido casi inaudible. Logró mover un poco sus manos, las cuales estaban colocadas sobre su pecho, y tocó los suaves colchones que lo rodeaban. Sus movimientos eran lentos y necesitaba hacer un enorme esfuerzo para dejar de temblar. Luego de un rato pudo oler las flores. Sin duda, eran tulipanes. Su memoria le trajo de inmediato a la cabeza una conversación, de muchos años atrás, con Elisa. No me gustan las flores, Por qué, Porque son para los muertos, Y cuando te mueras, quieres flores, Claro... pero que sean tulipanes. Algo golpeaba el techo de, ahora lo sabía, su ataúd. Tierra, puñados de tierra. Los llantos se pronunciaron. Armando temblaba aún más, trataba de gritarles que no estaba muerto, por favor, sáquenme de aquí. Pero no podía hacer nada. De entre las voces, ya bastante lejanas, pudo escuchar la de Claudia. Mamá, qué le pasó a mi papi, y Elisa contestando, Tu papi se fue al cielo, hija. Y Armando empezó a llorar.

(FIN)

------------
[Versión 2]

25/10/05

el señor flores

increíble. es sólo... increíble. he estado demasiado ocupado los últimos días, las últimas semanas. de nuevo caí en la trampa del presente, pero ahora ya no me asfixia. sin embargo, con mi papá aquí, creo que todo tiene más sentido. no puedo explicarlo, pero así es.

recuerdo que lo vi, claro, en medio de algún receso, los primeros días de clases en la preparatoria sinaloense. lizbeth becerra ayudó a juntarnos, un día que se le acercó a aquel muchachito antisocial que entonces era, y me preguntó que si tenía novia. por qué, bueno, en ese momento no pensé nada, ni que se me estuviera insinuando ni que se estuviera burlando o algo, porque ella estaba muy presente en mi mente. sólo contesté que sí, y lizbeth, sorprendida, me llevó con sus amigos. ah, tenía que ser ella...

no recuerdo bien cómo estuvo. de seguro nadie presentó a nadie, y me fui acoplando poco a poco, como siempre. una extraña afinidad nos unió al señor alberto flores y a mí, que con el tiempo fue creciendo. sí, yo sabía que había sido amigo de isaac lizárraga toda la vida, y mi intención no era entrometerme, pero como dije, fueron las afinidades las que nos unieron. de pronto me encontré contándole mis penas de amor, él pidiéndome consejo, una noche, ambos, conversando en la parada del camión sobre nuestros respectivos problemas... podíamos hablar de cualquier cosa. yo sabía que de él jamás iba a recibir una palabra falsa pero que fuero lo que yo quería oír. siempre me decía lo que a él le parecía mejor, aunque fuera duro. como quien le da unas cachetadas a su amigo para que se calme. y el humor, hablábamos el mismo lenguaje, cierto sarcasmo suave y cruel al mismo tiempo... ah, qué tiempos aquellos. la noche de la despedida, apenas un semestre después de habernos conocido, fuimos a tocar al malecón, a la glorieta sánchez taboada. en la gorra que pusimos para el dinero reunimos lo suficiente como para comprarnos cada quien un vasito de elote con crema y queso. le dije, que le deseaba suerte, que por acá se le iba a extrañar. vaya que sí. lo he vuelto a ver dos veces. la primera, no pasamos muchos días juntos, pero los disfrutamos. la segunda, en una parranda como pocas en el callejón donde vivía, era año nuevo, me fui hasta que amanecía. y ahora existía la posibilidad de reunirnos de nuevo en diciembre, pero ya empiezo a preocuparme.

cuando recordé dónde había pegado el huracán (mi mente ya no funciona como antes... maldita sea), me preocupé por mi amigo. y qué si le pasó algo, estará bien, tengo que llamarlo. pero no lo he hecho. dice karla que no entran llamadas. de todas maneras lo intentaré. tengo que preguntarle si de nuevo pasaremos año nuevo en el callejón, con la hielera llena y los recuerdos a flor de piel. sólo espero, de verdad espero, que al señor flores le esté yendo bien.

y me gustaría estar presente en el cumpleaños de mi hermano. ya van dos seguidos que me pierdo, y no creo que sea justo. en fin. así es la vida.

"mi vida... no me hagas sufrir más..."

14/10/05

las señales

"creo en las señales (...): lo que tenemos que aprender está siempre delante de nuestros ojos, basta con mirar alrededor con respeto y atención, para descubrir adónde desea llevarnos dios, y el paso más acertado que debemos dar después. también aprendí a respetar el misterio: como decía einstein, dios no juega a los dados con el universo, todo está interrelacionado y tiene un sentido. aunque este sentido permanezca oculto casi todo el tiempo, sabemos que estamos cerca de nuestra verdadera misión en la tierra cuando lo que estamos haciendo está contagiado por la energía del entusiasmo. si lo está, todo va bien. si no lo está, es mejor cambiar pronto de rumbo"
paulo coelho

por suerte, yo también he creído eso. quizá por eso me gusta coelho, y no por su estilo narrativo tan simple: por el hecho de plasmar en sus libros con palabras claras lo que en mi cabeza late con tanta confusión que no consigo entender. a medida que voy leyendo sus libros, voy descubriendo que cada concepto, cada idea, cada enigma que coelho plantea, es un concepto o una idea o un enigma mío, que hasta eso momento no tenía nombre. no, no es propaganda, para mí así es, tal vez no sea así para el resto del mundo -sé que muchos odian a coelho. yo lo odiara, si no escribiera en sus libros lo que está en mi mente.

pero basta de quemarme. encontré el entusiasmo. ahí estaba, sólo que mi actitud me impedía descubrirlo. sí, claro, el hecho de que mi papá esté en tijuana quizá me haga verlo todo con otros ojos. ya no estoy solo, ya sé que puedo llamarlo y en cuanto pueda vendrá... él siempre viene a mi ayuda. encabeza la lista de hombres que admiro. él comprende, él sabe cómo funciona el mundo... caminábamos por la calle madero, en busca de un lugar dónde comer, cuando de pronto recuerdo que traigo antojo de comida china. él no dice nada, se detiene y le pregunta a una señora, oiga, no sabe dónde hay una comida china por aquí. me fascina su espontaneidad, su arrojo... y pensar que hace apenas unos años lo detestaba. hoy puedo decir que, cuando sea grande, quiero ser como mi papá. pero sin zapatos.

9/10/05

letargo

letargo

no conozco con certeza el significado de esa palabra, pero creo que es la que mejor define el estado en el que me encuentro. domingo por la tarde, la soledad como mi única compañera, no porque así sea mi destino sino porque yo así lo elegí. o tal vez no. tal vez sí es así mi destino. el caso es que miro el cielo limpio y azul, la calle desierta y en paz, la poca gente que transita el barrio, el señor en bicicleta, la madre y la hija juntas, la farmacia abierta, y todo en marcha, en orden, siguiendo su rumbo predefinido. yo también sigo mi rumbo predefinido, porque creer en eso es la única forma que he encontrado para no agobiarme con la incertidumbre de por qué estoy aquí, y a dónde voy, a dónde me dirijo, a dónde terminaré. pienso que soy parte de un plan trazado desde el principio de los tiempos, y que nada de lo que haga o deje de hacer cambiará las cosas. claro que puedo llegar al final de mi camino cansado y temeroso, o por el contrario, repleto de sabiduría y realizado, todo dependerá de mis acciones. llegaré a donde tengo que llegar, de eso no hay duda, pero la forma en que lo haga será por completo mi responsabilidad.

ahora me encuentro, como ya dije ayer (¿en verdad fue ayer? a mi me parece que pasaron siglos...), me encuentro estancado en el eterno presente. una fuerza extraña me ha envuelto entre sus finas garras, destruyéndome como nunca nadie me había intentado destruir jamás, con una elegancia admirable, con una paciencia notable, podría decir que esta fuerza misteriosa me destruye casi con cariño, con ternura, y por eso me atrapa aún más. no es la soledad, con esa ya me he familiarizado lo suficiente y sé que no es tan sutil ni tan inteligente. no es el amor, porque el amor es salvaje y sin límites. no es la rutina, porque la rutina sólo te llena de una eterna expectativa, esperando a que pase algo. es algo distinto, algo que nunca antes había sentido. y que se levantó esta mañana de la cama conmigo.

está en mis ojos, en mi rostro, habita dentro de mí. y tengo la vaga sospecha de que ya lleva mucho tiempo actuando, carcomiéndome, esperando el momento justo para revelarse y atacarme por el frente. pero mientras no sepa con certeza qué es, no podré controlarlo, o defenderme aunque sea. descubrí que no me conozco tanto como pensé. que hasta para mí soy casi un desconocido. que todo lo que creía saber de mí, y por tanto, de los demás (porque veo a los demás a través de mi propia imagen reflejada en ellos), podría resultar falso, que mi concepción del mundo y de la vida no es como lo había percibido hasta el día de ayer. y necesito hacer algo para no quedarme atrapado en el presente, que es algo muy diferente a disfrutar el presente. mucho, muy diferente.

8/10/05

movimiento

movimiento

todo se mueve. nada puede permanecer inmutable por siempre y para siempre. las cosas, los objetos, cumplen ciclos de esplendor y decadencia, al igual que los seres vivos: nacer, crecer, reproducirse y morir. me lo enseñaron en la escuela con unos pollos de ejemplo. yo no soy la excepción: yo también tengo ciclos. y me transformo.

de noche por la ciudad, y el desorden de ruidos, el domingo pasado, porque la selección ganó. en medio de ese caos de coches y de personas, de claxons y gritos, era posible encontrar cierta armonía extraña, cierto orden inmiscuido como un intruso. después, en la explanada del cecut, un grupo de percusiones africanas (o algo por el estilo) ordenaba ritmos en los tambores y armaban melodías, en las cuales también era posible encontrar un lado caótico: en cierto punto los golpes no eran más que golpes sin orden. el día se transforma en noche, la luz en oscuridad, los coches en sombras con ojos luminosos que te acosen desde sus caminos veloces. y nada, que me he atorado en el presente. incapaz de sentirme triste, deprimido, o eufórico, optimista. me quedé en el presente y el mañana no me importa, el ayer aún menos. sólo sé que hoy estoy aquí y mañana quién sabe... y eso me ha traído problemas, con el modo de vivir que llevaba antes de atorarme en el presente, pero no quiere decir que sean problemas con este modo de vida. no me logro percibir viviendo mañana, no es porque yo lo quiera... bueno, tal vez, cuando lo intenté, me pareció tan sencillo que ya no puedo dejar de hacerlo. el futuro no me entusiasma como antes, ya sólo pienso en lo que puedo hacer hoy, y los días se me escurren entre los dedos, y el tiempo pasa devorándome insaciable. y yo, necesito trabajo, dinero, tiempo, esperanzas, retos, metas... pero ya no soy capaz de mirar a futuro. para mí, sólo cuenta el día de hoy... todo se mueve, y yo me muevo con todo. por eso es como si hubiera quedado estancado.

cada noche hay gente nueva. cada día, nuevas fotos. en cada sueño hay cosas raras... y en cada bocanada, un túnel de estrellas.

26/9/05

Tamara



Un hombre calvo, sin expresión alguna en el rostro, anuncia con un altavoz lo que él llama "la atracción principal" de la feria, la mujer araña, Tamara, pase y véala con sus propios ojos, no es ningún truco, es un reto a sus sentidos, recibió un castigo por desobedecer a sus padres y quedó así, pase y véala usted, sólo por hoy, diez pesos la entrada. La voz animada invita a los que pasan frente a la tienda, algunos, incrédulos, no hacen mucho caso, otros más, curiosos, buscan en los monederos y pagan la entrada, al poco rato salen sonriendo, satisfechos, lo que pagaron valió, sí señor, una verdadera mujer araña, los niños también sonríen al salir, pero se les alcanza a notar el miedo en los ojos, "por desobedecer a sus padres", grita el hombre calvo, es un castigo muy brutal para estos niños modernos, suelen quedarse sin golosinas, sin videojuegos, sin postre, sin salir a jugar, sin juguete nuevo, todo depende del niño y de los padres, habituados ya a este tipo de reprimendas, pero no a ser convertidos en arañas, algunos piensan, ingenuos, que no estaría mal, "Podría ser un súper héroe", y se imaginan trepando por el techo, por los edificios, columpiándose sobre las calles de la ciudad, atrapando criminales.

Marcos va comiendo palomitas, camina despacio, sin prisas de ninguna índole, deteniéndose aquí y allá, mientras come sus palomitas de una en una, no quiere atragantarse. Da vuelta en una esquina y descubre al hombre calvo con el altavoz, su tono no cambia, como una grabación va repitiendo las mismas palabras, venga a ver la atracción principal de la feria, la mujer araña, Tamara, pase y véala con sus propios ojos, no es ningún truco, es un reto a sus sentidos. Marcos se detiene frente a la tienda y mira el letrero encima de la puerta, ahí está el dibujo de una mujer asustada, huyendo de los relámpagos nocturnos que la atacan, parece correr con torpeza con sus ocho patas, peludas, largas y asquerosas. Como para asegurarse de que nadie lo mira, Marcos voltea a un lado y al otro, nadie se fija en él, las familias van juntas, protegiendo a los niños, las parejas van tomados de las manos, próximos los cuerpos que se aman, los amigos van en grupos, unos numerosos, otros no tanto, haciendo bromas y dirigiéndose sin escalar a los juegos mecánicos ubicados en el fondo. Nadie parece ir solo, excepto Marcos, es evidente, el hombre calvo le habla directa a él, alteranso un poco su recitación, pase señor, y véalo con sus propios ojos, no es ningún truco, es un reto a sus sentidos. Busca en su bolsillo y saca una moneda, se la entrega al encargado, entra.

Atraviesa la cortina púrpura y avanza por el estrecho pasillo. Al final de éste, dobla a la derecha y se encuentra en un cuarto pequeño, abarrotado de gente que, maravillada, observa a través de una ventana en medio de la pared blanca a la mujer araña quieta, encima de una mesa de plástico, con la expresión fastidiada y cansada. Algunos murmuran, tratan de explicarse el truco, Será una muñeca, dice uno, y el otro responde No, no ves cómo mueve los ojos, no es una muñeca, Entonces es un robot, pronuncia un tercero, y los otros dos parecen estar de acuerdo, mientras Tamara voltea los ojos, habrá pensado Que imbéciles, ojalá yo fuera un robot para no tener que soportar comentarios estúpidos, entonces alguien le dice A ver, mueve las patas, y Tamara, obediente y fastidiada a la vez, hace bailar con distracción sus patas sobre la mesa. Parecen de verdad, dice un niño. Luego alguien le dice A ver, acércate un poco, pero ella no puede, y así lo dice, No puedo, su voz dulce, infantil casi, sorprende los oídos de Marcos, Por qué, le preguntan, y ella, suspirando enfadada, mira al sujeto que le preguntó y le dice:

-Si me bajo de la mesa ya no podré volver a subirme.

Podría ser verdad. Su enorme cuerpo de araña apenas cabe en el ancho de la mesa, debe tener cuidado para no resbalar. Los tres tipos que discutían cuando llegó Marcos comienzan a dudar sobre su hipótesis, No creo que un robot pueda responder preguntas así, además, fíjate cómo mueve los ojos, y Tamara, al escucharlos, comienza a hacer muecas y a mover los ojos, y le saca la lengua a una niña pequeña. De inmediato, la niña se abraza a su madre, asustada por el grotesco espectáculo, y Tamara sonríe, divertida y maliciosa. Marcos lo nota, le parece adorable, las miradas de ambos de encuentran, los ojos de ella se detienen en los de él, como si lo reconociera de pronto, y pasan por alto a la pequeña multitud allí reunida, el alambre que cubre la ventana a falta de vidrio, el extraño olor a excremento de vaca, las tonterías que dice el público, es un títere, es un disfraz. Permanecen mirándose largo rato, se cuentan sus vidas con los ojos, hasta que Tamara se va, es hora de su descanso, la gente sale de la tienda, Marcos ve cómo una mujer entra en el pequeño cuarto donde esta Tamara, la ayuda a bajarse de la mesa y la pone en el suelo, luego Tamara mira hacia la ventana y Marcos está todavía allí, ambos sonríen, y se despiden, víctimas de un amor súbito que no alcanzará a nacer, hoy es el último día de la feria en la ciudad, Marcos lo ignora, Tamara lo sabe bien, y llora en silencio, mientras trata de dormir entre las vacas, viendo dónde mete sus ocho patas, largas y peludas.

(FIN)

18/9/05

reset

SuperNES

no, no lo estoy manejando como debiera. más bien, lo estoy arruinando. más bien, estoy arruinándolo todo. no siento que pueda acomodarme al ritmo de la escuela. no creo tener ganas de ir a nueva york, ni tener el dinero. no siento la inspiración necesaria, o digamos, la debida, para continuar escribiendo. quisiera dar saltos en el tiempo, moverme con libertad a través del calendario, unos días, unos meses, unos años, que pasen sin que yo me de cuenta, perderlos por ahí, ignorarlos, dejarlos escapar.

diré que haré cosas, pero sé que al final no las haré. entonces, ¿para qué digo qué haré algo? ¿para engañarme? ¿para engañar a los demás? no tiene caso. mejor no digo nada y trato de hacerlo, intento una y otra vez, quizá al principio no puedo, no tenga éxito, quizá yo solo no sea capaz de hacer nada, entonces buscaré ayuda. pero no es algo que le pueda pedir a cualquiera. no es algo que cualquiera pueda entender. es algo más, digámoslo así, existencial, o filosófico, o trascendental. no es algo que se pueda cambiar de la noche a la mañana. pero ya lo he identificado, o si no, estoy en camino. será suficiente con agarrar una de las tantas ramas y desde ahí guiarme hacia la raíz, encontrar el fondo último y ya que lo tenga en las manos, lo liquidaré. la rama más gruesa, y por ende, la más sencilla de seguir, la tengo al alcance de la mano.

mientras tenga este dilema existencial-filosófico-trascendental, todo será una mierda. la escuela, por ejemplo. qué cara está. un trabajo, también, no será difícil conseguir, o tal vez sí, dependerá de mí. las relaciones sentimentales. no sé manejarlas, trato y trato, no por compromiso, nada de eso, en realidad quiero hacerlo, en realidad quiero tener éxito, en realidad quiero hacer méritos, robarle una sonrisa, atrapar su mirada, despertarle la felicidad, la tranquilidad, el sosiego, el descanso, la paz. pero no siempre lo consigo. de repente un impulso llega, opaca los pensamientos y lo arruina todo. lo que es y lo que viene. y yo, sé que a veces las palabras lo solucionan todo, aunque esas palabras no sean las que uno necesita decir, no porque sean mentiras, sino porque le despejan a uno la mente y el pecho, limpian los pulmones, las fosas nasales, la garganta, a veces hasta los ojos. pero si las palabras no son dichas, nada se soluciona. es peor cuando sabes que fue culpa tuya. es peor arruinarlo cuando estás consciente de ello, y de que no puedes hacer nada.

si continúo así, me voy a arruinar. no puedo arruinarme. y no siento que esté siendo fatalista. tampoco quiero preocupar a nadie, hablo de mi hermana, de mi familia, de los que lees estas líneas y piensan "válgame, qué le estará pasando a este jovencito para escribir tantas barbaridades". pero no es nada. es, la verdad, algo más allá de lo físico, y hasta más allá de lo espiritual. es algo que en realidad no es. no... no todo puede explicarse con palabras. eso está claro. es una de esas veces en las que estás tranquilo, pero sientes que si no solucionas lo que te está pasando, llegarás a un punto en el que ya no podrás volver atrás, ni adelante, ni a ningún lado y te quedarás estancado. no sé si me explico. cuando sientes que el mundo se oye en una frecuencia distinta, y se ve en un canal diferente, y son otros sus colores, y otros sus aromas... y necesitas volver, a lo que conocías, a lo que te hacía sentir bien... es algo así como cuando el nintendo se traba y debes presionar reset. algo así.

11/9/05

es un domingo más (doctor jeckill sucks!)

una vez escuché esta canción al grupo donde mi compañero de escuela, el señor pez, toca desde por allá por abril. y me gustó el título. un domingo más.

bien, lo que se dice bien, no he comido. he leído hasta el cansancio, y cuando me di una vuelta por el barrio para ver a quién veía, no vi a nadie. y es que pasar el largo y tormentoso domingo con alguien no es igual que pasarla solo. con alguien aunque sea puedes decir estupideces. si te las dices a ti mismo, ni gracia te dan.

de repente recuerdos. una conversación que no me inmiscuía pero que aún así decidí revivir, un correo que me invita a una reunión de la secundaria a la cual no podré asistir por vivir en una ciudad diferente, un característico brillo del sol en la tarde que me transporta a mi puerto natal con la mente, sólo con la mente. malas amistades, así las llamarían las abuelitas conservadoras, esas que me han llamado el lic, será porque soy el único que estudia, será por alguna otra idiotez, el caso es que me han bautizado, me han unido a su club, algo que no había sido común en mí desde tiempos inmemoriales, que alguien me haga parte de su grupo es insólito, inaudito. pero malas amistades, lo que se dicen malas amistades, no lo son. no me obligan a hacer nada que no quiera hacer, me cuidan, me dicen cuídate de ese, al menos ya sé lo que me espera. no debo darle tanta importancia. de su amistad, por usar una palabra cualquiera, no dependo yo ni ningún aspecto de mi vida. es todo como que me pusieron el lic, y me reconocen en la calle, y me dicen ahí la vemos lic. patético. entusiasmado por un apodo.

no puedo quejarme de la primera semana de clases. estuvo hasta cierto punto bien, y ahora vamos a ver qué nos depara la segunda. na'h... los fantasmas no resucitan del todo. son como zombies asquerosos que se pasean desorientados, tratando de ser lo que una vez fueron pero ya jamás serán... lo que cuenta es lo que existe, lo que está vivo, lo que es tangible y presente. lo demás no hay que tomarlo en cuenta. lo demás está de más.

10/9/05

la reflexión del día

no es que sean amigos amigos, pero ya me han puesto un apodo. pero no me importa, es igual... de todos modos, el que manda soy yo.

otra vez vuelve a hacer frío por las tardes y por las noches. otra vez mi cuarto. otra vez mi cama. otra vez la luna que sonríe. otra vez la nostalgia. la infinita nostalgia. otra vez andar a las carreras, que el tiempo y el dinero se escurran entre las manos, que el hambre indomable se filtra a cada hora. y los abrumadores recuerdos. y la tortuosa conciencia. y todo, todo lo que andaba rondando por ahí, por mi cabeza, sigue su curso, sigue, sigue... sin apiadarse. no fue suficiente el descanso. dos semanas no son nada. dos semanas no cambian nada. o lo cambian todo. los muertos, después de todo, sí resucitan. y algunos agujeros, eso ni dudarlo, no tienen fondo.

3/9/05

La despedida (#5)

La despedida

primera: la preparatoria era una tortura para mí. tenía que llevar zapatos limpios, camisa fajada, pelo corto, cinto negro, no había modo de pinteársela ni de hacer nada divertido. la libertad era un término que la directora no conocía en lo absoluto. así que, bajo el pretexto de que sería mucho más fácil entrar a la u. de g. si terminaba mis estudios en guadalajara, convencí a mi padre de que lo mejor era mudarme, yo solo, a aquella ciudad al entrar al cuarto semestre. hablé con toda la familia y conseguí alojamiento en la casa de la hermana de mi abuelo. todos fueron a despedirme, entre llantos y abrazos y consejos y miradas de añoranza prematura. lo que más me dolió: el llanto de mis hermanos. pero me sentía capaz, grande, fuerte. sentía que lo que estaba haciendo era necesario. me equivoqué. poco tiempo después, decidí que aún no estaba listo para abandonar a mi familia, y regresé a mi casa, derrotado, humillado, sabiendo que aún me faltaba mucho por madurar, que un jovencito de 16 años que siempre había dependido de sus padres no estaba listo para enfrentarse a la soledad.

segunda: 21 de julio de 2004. ya estaba todo listo. lo había decidido casi por una coincidencia, al encontrar entre mis libretas viejas un folleto de la universidad de tijuana con el plan de estudios de la carrera "comunicación y publicidad", un folleto olvidado que me habían dado en las vacaciones pasadas a aquella ciudad fronteriza. bastó echarle una ojeada para descubrir que eso quería estudiar, no ingeniería en sonido en la u. de g., y cambiar todos mis planes. mis tíos herrera habían aceptado recibirme en su casa, mi papá me había prometido que él se iría dentro de unos meses, mi madre lo había aceptado con serias dificultades, mis hermanos se habían resignado. otra vez, su llanto fue lo que más me dolió. su desolación, su desconsuelo. mi mamá me confesó en una carta que intuía que yo haría mi vida en tijuana, y que duraría mucho tiempo allá... y el instinto maternal casi nunca se equivoca. yo lloraba, lloraba sin pena, pegado a la ventana del autobús, y en silencio... sólo dejaba correr las lágrimas, frías y ásperas, mientras veía a ese numeroso grupo de personas reunidas ahí, abrazándose, llorando por despedir al primer sobrino, al primer nieto, al primer hijo.

tercera: en verdad terminé mal con mis tíos, pero si quería volver, sólo podía ser con ellos. sentía pena con mi familia, las noticias de lo que había hecho con mi vida eran despiadadas, tremendas, y mi reputación estaba pisoteada. pero eso me importaba poco. yo necesitaba continuar, tenía que continuar, y mi papá, el hombre al que más admiro, me apoyaba, confiaba en mí. él confiaba en mí, eso era lo más importante. por eso regresaba. tenía que demostrarme a mí mismo que podía seguir, hasta el final, pasara lo que pasara. menos gente fue a despedirme. había perdido credibilidad, respeto, y ahora no lloraban. sólo mis hermanos, un llanto seco, reprimido, que me llenaba de remordimiento. me fui a comienzos de enero. una semana después, regresaba: yo no era capaz de continuar así. no podía.

cuarta: mi papá confiaba en mí. si no, no me habría mandado otra vez a tijuana, esta vez a vivir solo. mi mamá no fue a la central. me partió el alma verla allí, en la sala, llorando con mi foto, y nos enlazamos en un eterno abrazo hasta que yo sentí los ojos húmedos. de los demás, sólo fue mi abuelo, mi papá y mis hermanos. nadie más. el comité de despedida se había reducido exponencialmente, creían que era un capricho mío, cómo, teniendo a mis tíos, me iba a vivir solo, vaya ingratitud, es un berrinche... pero yo sabía que sólo así podría demostrarme de lo que era capaz. manejar mi libertad, demostrar que puedo lidiar con ella, que puedo sobrevivir solo, con el apoyo de mi padre... otra vez los ojos rojos de mi hermano, y el abrazo cálido de mi hermana, me decían que esta lucha valía la pena. por ellos, valía la pena.

quinta: es dentro de unas horas. lo peor es que sé que no será la última.

1/9/05

Las muchas muertes de Vicente Urbina (#15 y #16)

#15: "Asesinado por el doctor Simi"

El doctor Simi es un asesino

Parece que dan vueltas sin sentido, que nadie va a ninguna parte, sólo son cuerpos errantes sin rumbo ni dirección, andan de aquí para allá, buscando Dios sabe qué, mirándose unos a otros, reconociéndose, varios ya se han visto durante estas inservibles caminatas, pero no se saludan, sólo sostienen la mirada del otro por unos segundos más, ambos piensan "Yo a ti te he visto", pero callan, de qué vale verlos, hablarles, saludarles. De nada. Vicente se ha unido al río de gente que fluye por las calles el dentro; él, al menos, sí lleva una dirección, o eso aparenta, camina por aquí, tuerce a la izquierda en una esquina, cruza la calle con seguridad, parece que tiene bien claro a dónde va y de dónde viene, nosotros lo ignoramos, sólo lo vemos caminando con prisa, respirando con dificultad, mirando al suelo mientras se fuma un cigarro. Va distraído, apenas hace algo por esquivar a la gente que se le atraviesa, él no los mira, sabe lo inútil que es reconocerlos, a lo lejos escucha música, una canción cualquiera, de esas que están de moda, ve las bocinas, ve la botarga ridícula del doctor Simi bailando al compás de los sonidos, un baile frenético, desquiciado, de repente se detiene, sus grandes ojos fijos parecen mirar y saludar a algún niño que pasa, el niño lo mira asustado y se aferra a su madre, la sonrisa eterna del doctor Simi no se borra, y sigue bailando, moviendo la cabeza, los brazos, la cintura, sin control, como loco. Vicente tiene que bajarse de la banqueta para esquivar a la botarga maniática, pero el doctor Simi da un sorpresivo giro, extiende los codos al azar, hubieran golpeado el aire nada más si la cabeza de Vicente no se hubiera atravesado, todos tenemos un punto débil, un talón de Aquiles, como dicen, también el cráneo, posee un lugar que no protege bien la masa encefálica, aquí, justo aquí, se impactó el codo del ilustre doctor, no fue culpa de nadie, fue un descuido, por decirlo así, pero Vicente ya no sabe de estas cosas, las convulsiones se detuvieron, el derrame cerebral fue instantáneo, el corazón no recibe ya la orden de latir, y, exhausto, se detiene a descansar.

(FIN)

#16: "Fallas mecánicas en una rampa"

Fallas mecánicas

Eleazar parece amo y señor de la casa, ha puesto su asquerosa música a todo volumen y se ha sentado en la sala común, solo, bebiendo una cerveza. Vicente apenas puede concentrarse en la lectura, ya sabemos por qué odia tanto a este vecino en particular, a los demás ni los ve, pero un eructo fuerte y sonoro de Eleazar es la gota que derrama el vaso, es de hombres eructar, no tiene nada de malo, Vicente lo ha hecho, pero en Eleazar sí le molesta, "Imbécil", piensa, mientras cierra el libro, "ojalá te mueras". Su teléfono suena, le han enviado un mensaje, es Cornelia, Ya estoy aquí, dice, Vicente toma sus llaves, su chamarra, y sale. Saluda a Eliazar, Qué hubo, él no responde, sólo mueve la cabeza, Que se joda, piensa Vicente. La camioneta de Cornelia, con los faros encendidos, parece una bestia feroz al acecho, amenazante en su monstruoso tamaño. Él le sonríe a ella, la saluda con un beso, todavía sigue fresco en su memoria lo que pasó el día anterior, siente el sabor de sus labios, el calor de su aliento, esta vez se contiene, no sabe por qué. Pasarán por unos amigos antes de ir al bar, Cornelia nota rara la camioneta, Esta cosa no quiere acelerar, se pone nerviosa, tiene que bajar por una rampa empinada, con un par de curvas, siempre es igual, los nervios, nunca ha pasado nada, pero esta vez es culpa de la camioneta, la transmisión falla, Cornelia pierde el control y se sale de la carretera, la camioneta se vuelca, da dos giros, y durante éstos Vicente se fa cuenta que no se abrochó el cinturón de seguridad, vaya olvidadizo, le ha costado cara su mala memoria

(FIN)

31/8/05

buscando

Buscanso...

la otra noche tenía ganas de ver "alicia en el país de las maravillas", pero no, el video ha desaparecido de la casa en forma misteriosa, y yo no recuerdo haberla hurtado ni prestado ni nada. así que nos pusimos a ver "buscando a nemo", y aunque pueda sonar cursi, o tonto, para qué negar que hay cosas cursis o tontas que te pueden hacer reflexionar. en realidad, uno de mis principales deseos surgió cuando vi esa película. bueno, no surgió, sino que se afianzó: tener un hijo. no sé para qué, no sé si yo tenga el potencial o las aptitudes necesarias para ser un buen padre, o el valor, la capacidad, la inteligencia para educarlo. la verdad quiero hacer de mi hijo un ser que pueda pensar y que sea autosuficiente, y que pueda confiar en mí. bueno, creo que ese es el objetivo de todos los padres, y yo no sé si esté calificado para una tarea de esa magnitud. porque ya no estaría hablando de mi vida, sino de una vida ajena. me dicen que por eso soy egoísta... porque sólo quiero tener un hijo, y varón. en fin.

sin embargo, la llegada de un niño que dependa de mí me traería un sinfín de consecuencias de las que ahora sólo puedo vislumbrar una pequeña fracción. mi principal preocupación es que ese ser frágil e inocente me quitará mi libertad, lo quiera yo o no. sé que al cargarlo en mis brazos, al escuchar su llanto a mitad de la noche, al ver cómo me reconoce y sonríe con mi voz, me quitaría la voluntad para cumplir todos mis otros sueños. así de débil soy. no quiero pasar de los 25 sin tener a mi hijo, porque no quiero ser un papá viejo. ese es el problema, descubrir a qué lado se inclinará la balanza... pero bueno, no se puede tener todo en la vida. un hijo me ataría a un trabajo, a un plan, a una preocupación constante. anularía todo mi valemadrismo y mis irresponsabilidades, ya no podría decir que no tengo que responder a nadie sobre mis actos, porque ese pequeño ser no lograría sobrevivir sin mí. el reto en sí no me da miedo, lo que me da miedo es dejar todo lo demás para cumplir este "sueño" mío...

lo que sí sé es que, tarde o temprano, un hijo vendrá a mi vida. y entonces descubriré si puedo ser tan buen papá como el que me tocó a mí. mientras, seguiré preparando el terreno para su llegada. viene en camino... a ver cuánto se tarda.

30/8/05

29/8/05

de las vacaciones y la oportunidad para pensar

La Sirena de la Sánchez Taboada

ha pasado una semana, y desde entonces no he pensado una sola vez en la escuela, hasta hoy. no para preocuparme, ni para torturme, sino porque recordé que sólo me queda una semana, y que no tengo planes, excepto un miércoles de cine con los amigos y tal vez, un viernes de antro. maldita sea.

y como las noches son largas y el internet es gratis, me he estado dando vueltas por el vasto universo de la blogósfera, por aquí y por allá, por los archivos de los links y por blogs desconocidos a los que jamás había entrado. uno de ellos fue el de mi profesora de fotografía, verónica. no sé mucho de ella, nuestras relaciones han sido sólo escolares, nada extra-curricular, sólo sé que es de chiapas y que vivió un tiempo en el d.f. leí un texto suyo acerca de la soledad, que escribió cuando recién llegó a tijuana... y otros más que me pusieron a pensar.

apenas tengo 19. esto de la edad ha sido complicado desde el principio, cuando yo tenía 10 me imaginaba que a los 15 ya sería todo un adolescente y sabría mucho de la vida, y cuando llegué a los 15 me di cuenta de que todavía me faltaba mucho por vivir, tal vez cuando tuviera 18 o 19, entonces ya podría decir que sí había vivido... pero no. es verdad que estoy satisfecho con lo que hasta ahora he vivido y que no me arrepiento de nada (si alguna vez me arrepentí, ya recapacité y sé que no vale la pena). sin embargo, una angustia terrible me invade cuando me doy cuenta que todavía quiero hacer muchas cosas, y sólo el tiempo dirá si las hice o no. ahora creo que, quizá cuando tenga 26 o 27, ya habré vivido lo suficiente, pero sé que al llegar a esa edad me daré cuenta de que aún hay mucho qué hacer. y así será siempre.

así que descubrí otra de las razones por las que no es conveniente preocuparse por el futuro. tal vez mi total indiferencia, perturbada apenas por unas cuantas ilusiones y fantasías (tener un hijo, viajar a europa, publicar un libro), sea buena o sea mala, no lo sé, he aprendido que no todo es cien por ciento bueno o cien por ciento malo, pero si me preocupara por esa dimensión terrible llamada "tiempo", la añoranza del pasado y la inquietud hacia el futuro me impedirían disfrutar de lo único que en verdad es mío. el presente. el eterno presente.

26/8/05

Las muchas muertes de Vicente Urbina (#12)

#12: "Asfixia por los senos de una mujer"

asfixia por los senos de una mujer

No es bueno para esto del friltreo, es un tanto tímido, esta noche tuvo suerte, la mujer que posó sus ojos en él no padece de inhibiciones de ningún tipo y se acerca, le invita un trago, lo atraen su mirada enigmática, su pelo revuelto, su apariencia misteriosa, qué esconde este hombre, una gran pena, un secreto inconfesable, una pesada sombra del pasado, la mujer quiere saber, ahora que está despierta, su narcolepsia es inclemente, quizá se quede dormida de pronto aquí y, al despertar, el hombre este ya no esté. Vicente la recibe gustoso, le contesta, bebe con ella, baila con ella, accede sin pena a los besos, a las caricias, vamos a mi casa, dice ella, vivo cerca. La noche es joven, a Vicente le gustaría quedarse un rato más, pero a situaciones como esta no les dices que no, o lo tomas o lo dejas, y salen tomados de las manos, suben a un taxi y ahí comienzan a encender la pasión, el conductor se hace el que no los ve, ya conoce los ánimos y la falta de prudencia de los jóvenes de hoy. Llegan a la casa de ella, entran, no hace falta encender las luces, sus manos iluminan los cuerpos que tocan, no necesitan usar los ojos, mientras van desnudándose el uno al otro van tropezando con mesas, sillas, muebles, hasta que encuentran la cama, ya han llegado sin ropa hasta aquí, y la urgencia de ambos por terminar se acrecenta. Ya hemos visto, Vicente es de los que se dejan guiar, la mujer lo tumba en la cama y se le echa encima, para su sorpresa, saca unas esposas y aprisiona con una sonrisa malévola las muñecas de su amante a la cabecera de la cama, él no hace nada para evitarlo, su excitación es demasiada, ella dirige el vaivén de los cuerpos, ella es quien entra y sale, y Vicente apenas puede aguantarse, no es hasta que nota en la expresión de ella la llegada del orgasmo, por los ojos, por el rubor de sus mejillas, por los sonidos de su garganta y el temblor de su cuerpo, que decide no esperar más, regresa a su cuerpo, siente un calor que surge de lo más profundo de su ser, ya viene, está a punto. La mujer grita, cierra los ojos y cae dormida, fulminada por la narcolepsia, con los pechos desnudos en el rostro de Vicente. Él no reacciona, el golpe, el orgasmo, el cuerpo no responde, las manos esposadas se agitan sin éxito, que se levante, que se levante, piensa, pero ella no se levanta, ni se mueve, su cuerpo rígido se resiste a los débiles e infructuosos esfuerzos de su amante que, desesperado por no sentir aire en los pulmones, empieza a patalear. Siente el roce suave de la piel de la mujer en la cara, sus senos, enormes y redondos, le aplastan la nariz. No pasa un minuto cuando Vicente ha dejado de insistir, qué mejor lugar para morir de asfixia que este.

(FIN)

25/8/05

historias de taxi (serie de cuentos cortos)

#1: "La honradez"

Image hosted by Photobucket.com

No dio un solo paso para abrir la puerta, el coche se detuvo justo delante de él, y él, como si esto fuera cosa de todos los días, como si el chofer del taxi fuera en realidad su chofer particular (al que despidió ayer por insolente), se sube al asiento de en medio, hablando por teléfono, o mejor dicho, gritándole a alguien, cómo eres pendejo, cómo se te ocurre, qué tienes en la cabeza, vuelve a hacer todo el trámite, fíjate bien en el pinche expediente que para eso está y luego le mandas el fax al licenciado Arreola, sí, al licenciado Arreola, estás sordo o qué. Cuanco cuelga, parece cansado, harto de la mediocridad de sus empleados. Miguel lo mira de reojo, se ha tenido que encoger en el asiento para hacerle espacio a su mochila repleta de libros, el tipo este ni lo toma en cuenta, se ha desparramado sobre sí mismo, dejando libre su barriga inflamada, abriendo las piernas, tosiendo, rascándose, parece que no cabe, Miguel no protesta, su menudo cuerpo no moverá la mole inmensa del sujeto este. En una de esas, el tipo gordo empieza a revolverse en el asiento, Miguel es aplastado casi, el otro saca la cartera, repleta de billetes de doscientos pesos, y le extiende uno al chofer. Seguro el pobre se preguntará, "no tendrá cambio", pero por algo se calla, la autoridad que este tipo despide es tanta que hasta a él lo intimida, saca sus propios y escasos billetes y le da el cambio. Sí, va a bajar, baja ya, labor casi imposible encontrar la manija de la puerta, abrirla y despegar el trasero sudoroso del asiento. Hace caso omiso al letrero "NO AZOTE LA PUERTA", Miguel siente que le ha dado el portazo en la cara, suspira, triste la mirada, triste la imagen de la cartera rebosante de este sujeto y el recuerdo de lo que le espera al llegar a casa, los hermanos llorando de hambre, la pobre madre echándole más agua a los frijoles, tristes sus zapatos con la suela despegada y su mochila descosida y vuelta a coser un millar de veces, triste esta cartera olvidada, yace en el asiento, justo al lado de Miguel, quien hasta ahora no la había visto, a la expectativa de que alguien, por favor, la salve de la soledad. Miguel la toma, le tiemblan las manos, sabe que nunca volverá a tener esa cantidad de dinero en su poder, y pronto se da cuenta: el semáforo rojo detuvo el taxi, el tipo que se acaba de bajar se detiene ahí, en esa esquina, ya está gritando por teléfono otra vez, no mira a Miguel, a pesar de que el niño le clava los ojos, acaricia el forro de piel, abre un poco la cartera, admira los billetes nuevos, verdes, es mucho, mucho dinero... Miguel grita, ¡señor!, pero el señor no hace caso. El semáforo cambia a verde. El taxi avanza. Vuelve a gritar ¡señor!, pero ya no lo escucha. Miguel se sonroja, y el corazón se le acelera mientras la figura del hombre gordo se desvanece entre la gente.

(FIN)