29/8/05

de las vacaciones y la oportunidad para pensar

La Sirena de la Sánchez Taboada

ha pasado una semana, y desde entonces no he pensado una sola vez en la escuela, hasta hoy. no para preocuparme, ni para torturme, sino porque recordé que sólo me queda una semana, y que no tengo planes, excepto un miércoles de cine con los amigos y tal vez, un viernes de antro. maldita sea.

y como las noches son largas y el internet es gratis, me he estado dando vueltas por el vasto universo de la blogósfera, por aquí y por allá, por los archivos de los links y por blogs desconocidos a los que jamás había entrado. uno de ellos fue el de mi profesora de fotografía, verónica. no sé mucho de ella, nuestras relaciones han sido sólo escolares, nada extra-curricular, sólo sé que es de chiapas y que vivió un tiempo en el d.f. leí un texto suyo acerca de la soledad, que escribió cuando recién llegó a tijuana... y otros más que me pusieron a pensar.

apenas tengo 19. esto de la edad ha sido complicado desde el principio, cuando yo tenía 10 me imaginaba que a los 15 ya sería todo un adolescente y sabría mucho de la vida, y cuando llegué a los 15 me di cuenta de que todavía me faltaba mucho por vivir, tal vez cuando tuviera 18 o 19, entonces ya podría decir que sí había vivido... pero no. es verdad que estoy satisfecho con lo que hasta ahora he vivido y que no me arrepiento de nada (si alguna vez me arrepentí, ya recapacité y sé que no vale la pena). sin embargo, una angustia terrible me invade cuando me doy cuenta que todavía quiero hacer muchas cosas, y sólo el tiempo dirá si las hice o no. ahora creo que, quizá cuando tenga 26 o 27, ya habré vivido lo suficiente, pero sé que al llegar a esa edad me daré cuenta de que aún hay mucho qué hacer. y así será siempre.

así que descubrí otra de las razones por las que no es conveniente preocuparse por el futuro. tal vez mi total indiferencia, perturbada apenas por unas cuantas ilusiones y fantasías (tener un hijo, viajar a europa, publicar un libro), sea buena o sea mala, no lo sé, he aprendido que no todo es cien por ciento bueno o cien por ciento malo, pero si me preocupara por esa dimensión terrible llamada "tiempo", la añoranza del pasado y la inquietud hacia el futuro me impedirían disfrutar de lo único que en verdad es mío. el presente. el eterno presente.

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