8/8/05

de lo innombrable y las lecturas de media noche

es eso que las ciencias humanas llaman instinto lo que me hace recorrer una vez más la avenida de los ingenieros para ir en busca de algo que llene el hueco de mi estómago, es lo que hace al sol buscar un agujero entre las nubes que, indiferentes, se pasean con entera libertad por el cielo azul. hasta el sol tiene instintos, tiene un fin, iluminar la tierra, hacer nacer la vida, vean si no las ramitas que se asoman entre el asfalto de la calle, quieren encontrar al sol, el sol las guía hacia él, es cuestión de reciprocidad. mi mente se ha estado torturando con una frase que leí la otra noche, en realidad son dos, diferentes, pero con el mismo sentido, como bien sabe el mundo, todo es una sola cosa, todo habla sobre todo: "es una vieja costumbre de la humanidad ésa de pasar al lado de los muertos y no verlos", así dice saramago, también dice "dentro de nosotros hay algo que no tiene nombre, esa cosa es lo que somos". será que yo no tengo nada adentro, que quien mira dentro de mis ojos sólo ve neblina, cansancio, melancolía, por eso la gente tiene la impresión de que ando como muerto, un fantasma hambriento, dije, y no se fijan en mí. excepto, claro, el doctor simi, que apenas me ha visto en la calle, hace un par de horas, y me ha hecho señas con las manos, levantando sus dedos índice y meñique, el habitual saludo de los rockeros, según la creencia popular, me ven a mí huyéndole al peluquero, la chamarra descolorida de mezclilla, la mochila llena de 'pins', los tennis sucios, los pantalones rotos, dan por hecho que me gusta el rock, que toco la guitarra, que me inyecto alguna droga, con esa greña, me dijo el tipo la otra noche, no creo que no te metas nada.
recuerdo, recuerdo el buen augurio del doctor simi, no soy tan invisible después de todo, mientras camino con una torta en la mano para llevar, de la taquería de aquí al lado, no son como las de don ernesto pero qué se le va a hacer, ya es tarde y no tengo humor de caminar, apenas levanto los pies, y pienso que todo lo que he venido pensando antes no tiene sentido. qué caso tiene esta lucha a largo plazo, este esfuerzo desmedido por acomodar en mi cama la soledad inminente, por acostumbrar a los oídos al silencio de las paredes blancas, por vivir de recuerdos alimentados por esperanzas vanas, etéreas, que no tardan en desvanecerse en el aire. qué poco duró el encanto de un programa de tv al aire, de proyectos no realizados, de personas no conocidas, de libertades mal tratadas, todo comienza a diluirse en el tiempo, a perderse entre la bruma. no tiene caso llegar al final de este camino andando con estos pasos, pensar en que mi única motivación es terminar la carrera, conseguirme un buen empleo, quizá termine dando clases de literatura o de expresión escrita en alguna universidad, en alguna preparatoria, de mis peores miedos, terminar de maestro, y no es que tenga nada contra ellos, pero mi vida siempre ha sido la escuela, no quiero que sea así hasta la hora de mi muerte, quiero algo más, algo que no sé qué es, pero jamás dar clases en una secundaria, en una secundaria no, no lo toleraría, prefiero una preparatoria o una universidad. prefiero no ser maestro. mi única motivación es un futuro incierto, una familia imaginaria, un hijo que me abrace al llegar a casa, una esposa que me reciba con un beso, cómo te fue, mal, los chiquillos son insoportables, y reiremos, me servirá la cena, conoce mi platillo favorito, me contará su día, yo escucharé atento, haré preguntas inútiles, pero ese es el caso, compartir una vida, aunque sea una vida inútil.
no tiene sentido pensar así. no tienen sentido mis motivaciones. el pasado es inquebrantable, permanente, no se puede cambiar, y vivir de recuerdos es una tortura. el futuro es insondable, frágil, una sola acción, por más insignificante que sea, cambia el rumbo de todas las cosas, no se puede confiar en él. de hoy en adelante, mi única motivación será el presente, dejarme llevar por el instinto, levantarme de la cama cuando el despertador suene, vestirme, desayunar algo, el cuerpo es débil, buscar qué comer, dormir bien, mirar a la gente sabiendo que ellos no me miran, pero de qué vale que me miren, a fin de cuentas. el reto será levantarme, y cuando vuelva a la cama, dispuesto a dormir una noche más, y soñar con cosas que no recordaré, sabré que cumplí mi objetivo: un día más, otra lucha ganada.
al menos en la guerra de hoy llevo una ventaja. poco falta para que el día termine, y yo ya he comido. sé que alguien en esta ciudad, en este país, en este mundo, en este universo, piensa en mí, me recuerda con una sonrisa, anhela mi presencia como yo no tengo idea, se preocupa por mi bienestar y por mi felicidad... lo sé, confío en ellos, si mañana me olvidan, si mañana los olvido, si antes no estuvieron para consolarme, qué más da: yo sólo tengo el presente, los tengo aquí, lejos o cerca, me acompañan hoy, mañana será otra cosa, dios dirá, como dicen, por lo pronto, hoy miró el atardecer, las nubes tornándose rosas, la luz menguante del sol escurriéndose por las ventanas del local, los coches fluyendo sin descanso por la calzada... y yo respiro, satisfecho, sabiendo que tú (sí, tú), en algún lugar allá afuera, cerca o lejos, piensas en mí. y te doy las gracias por eso. yo también pienso en ti.

"La alegría y la tristeza pueden andar unidas, no son como el agua y el aceite"

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