nada tiene sentido. o parece no tenerlo. el tiempo se ha estancado entre los días idénticos y las noches silenciosas. nada que pasa me sorprende, ni me llama la atención, ya no consigo ver el mundo, y apenas van un par de días así, pero parece que ha sido igual toda la vida. el viaje a mexicali parece un recuerdo distante, casi un sueño, y un sueño desagradable, difuso, poco definido. todos los pensamientos que agobiaban mi mente se fueron huyendo, espantados, ante sus ruegos débiles al otro lado de la bocina. ¿qué pasó? y este vacío en la cabeza no parece solucionar nada, al contrario, todo está peor, tener la cabeza vacía, no saber qué pensar, qué sentir, qué hacer, qué suponer, dónde poner las manos, los pies, la cabeza, ese deseo de echarse al suelo aquí mismo, de abandonarse en medio de la calle a ver si alguien se apiada de mi alma hecha pedazos por esta súbita depresión, depresión repentina y terrible. siento que jamás volveré a escribir algo digno de leerse. siento que jamás haré nada con mi vida, que todos mis pasos son pasos inútiles, que no llevarán a ningún lado y sólo me harán hundirme cada vez más en el fango maloliente de la incertidumbre. ¿qué ha pasado? ¿quién me ha hecho esto? ¿quién me ha arrebatado de pronto toda esperanza, toda ilusión, todos los restos de humanidad que todavía dormían en el fondo de mi ser? me he sentido como un fantasma, un ente tratando de aferrarse a lo que aún le queda en el mundo material; hoy ni eso soy, ya no tengo nada, y lo que tengo, no lo quiero, y lo que quiero, no puedo tenerlo. el sol no brilla, el viento no sopla, mi oído izquierdo no escucha nada, mi mano derecha se niega a sostener la pluma, mis pies apenas pueden con el peso del cuerpo, la espalda se niega a enderezarse, la nariz ya no respira por sí misma, yo tengo que ordenarle, cada vez que recuerdo, que debo respirar, necesito respirar, necesito comer algo, necesito echarme a la cama y llorar, necesito echarme a los brazos de alguien y llorar desconsolado, necesito que llegue el fin, que algo pare este vertiginoso descenso que no acabará nunca y me lleve volando a otros lugares, a otros paisajes, a otras emociones que me falta experimentar, porque lo que conozco ya no me llena... el final de todo, de toda esta insoportable vida que se volvió la vida de un desconocido, me veo desde lejos y no me reconozco, veo a las personas y me parecen extraños, ajenas a mi realidad, todo esto, este teclado que se mueve, esta pantalla diminuta, esta silla que me soporta, mi ropa, mi pelo, mis lentes, mi piel... todo es irreconocible. ¿dónde te fuiste? ¿dónde estás? ¿por qué no regresas? me llamo a gritos, tratando de romper el sólido silencio que me tiene atrapado en un agujero, pero nadie responde. mis oídos son sordos, mis ojos son ciegos, apenas veo mi silueta allá, en el horizonte distante, y me llamo a gritos, intento alcanzarla, pero todo es inútil. yo ya no soy yo. después de esto... jamás volveré a serlo. el fin de aproxima... pero con una lentitud que incomoda. así que yo iré a su encuentro. no puedo aguantarlo más. sería tan fácil... tan fácil... enmudecer los dilemas, basta un golpe certero, un salto en el lugar correcto, un semáforo rojo, una soga, una caja de pastillas, un vidrio en la garganta, el filo de una navaja en la muñeca... es tan fácil, porque la vida es tan frágil, tan efímera, tan irreal. sería sencillo... me extrañarían, tal vez, un par de personas, algunas que jamás me han visto, sólo han oído de mí, supiste, supiste del tipo que se mató, no, quién, uno que estaba deprimido, se mató, cómo ves, pues muy mal, que estúpido, si la vida es hermosa, eso no lo niego, la vida es una maravilla, pero tiene sus altibajos, sus rampas, sus caídas. y cuando uno siente que de esta no puede salir, cuando lo han abandonado las fuerzas y de ahora en adelante todo será hacia abajo, hacia abajo, no hay fondo, jamás dejaré de caer, jamás lograré salir, una lucha perdida de antemano, ya luché lo suficiente, lo que tenía que haber luchado, lo que tenía que hacer lo hice, no queda más que esperar el fin, entonces vamos a buscarlo, para qué esperar si de todos modos llegará, tarde o temprano, mejor que llegue temprano, así no nos torturará la incertidumbre.
ya no quiero esto. ya... siento que ya no quiero nada. ¿qué pasó? es sencillo... muy sencillo. ella implorando, no con mucha convicción, que le pasaran el teléfono. él, no sé quién sea, algún pendejo de mierda, diciéndome "no está, quién habla", pero yo la escuchaba, "sí estoy", decía, "pásame el teléfono, por favor, no seas así". otra voz desconocida, quién habla, dije mi nombre, no te la puedo pasar ahorita porque está ocupada, ella diciendo no seas así, pasámelo por favor, yo sin saber qué decir, esperando que todo fuera una broma, luego la línea se corta, el silencio regresa, más fuerte y más devastador que nunca. ¿pero es que acaso puede este acontecimiento tan sencillo provocarme un impacto tan fatal? ¿puede ella seguir siendo una fuente inagotable de dolor, de furia, de desconsuelo, de tristeza, de desesperación? ¿por qué no puedo librarme de su sombra, por qué me sigue todavía, oscureciéndome los ojos, endureciéndome el alma, arrancándome las fuerzas de un solo golpe mortífero? ¿por qué, si ya me di cuenta que siempre fue una ilusión, una promesa falsa, un deseo imposible, una esperanza vana? ¿por qué, si mi intención era decirle 'adiós', adiós para siempre, hasta nunca, tú no estás, no estarás, jamás volverás, para qué alimentar una posibilidad imposible...?
maldigo la hora en que entraste por esa puerta, con el sudor en tu frente, corriendo, con una sonrisa infantil dibujada en la cara, el sol detrás de ti, iluminando tu silueta, parecías un sueño, una diosa, y te sentaste en la silla que yo había guardado, sin saberlo, para ti, y después todo fue pasando como si estuviera obligado a pasar, y después todo fue derrumbándose sobre nuestras cabezas como un castillo de naipes, destinado a no sostenerse para siempre... maldigo ese momento, y los que lo siguieron, porque me has arruinado la vida. has sido lo mejor y lo peor, el cielo y el infierno, el placer y la agonía, el amor y el odio, la felicidad y la tristeza, la realidad y la fantasía, la luz y la oscuridad... pero hasta aquí llegaste. este será tu fin, aunque para acabar con tu recuerdo tenga que acabar primero conmigo, no permitiré que me sigas lastimando, que me sigas clavando estaca tras estaca, dolor tras dolor, vas a parar ahora, esta misma noche, será tu fin, aunque eso signifique también el mío... hasta aquí llegaste. no darás un paso más, no dirás una palabra más, ni me echarás otra mirada, ni acercarás a mi tus dedos, ni me provocarás otra herida... es tu fin. y el mío también.
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