Un poco; te confieso
que me heriste a traición;
mas por fortuna,
tras el rapto de ira
vino una dulce resignación...
En la herida que me hiciste
pon el dedo.
¿Que si me duele?
Sí, me duele un poco,
mas no mata el dolor...
No tengas miedo.
Luis G. Urbina
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
¡Gracias por tus comentarios!