10/2/05

eva y adán

el sol del mediodía anulaba las sombras en el jardín del edén. adán paseaba de la mano de dios, gigantesco y omnipotente, quien le explicaba lo que había venido a hacer al mundo. "te hice para entretenerme" le dijo dios, y adán, todavía ignorante de su propia insignificancia, lo tomó como una broma. no se había dado cuenta aún del poder que aquel hombre altísimo de blancas barbas había necesitado para darle vida y razón a una figurilla de barro. "polvo eres, y en polvo te convertirás", y al pronunciar esta terrible sentencia, adán sintió la vida y por vez primera, que se moría, como cuando a uno se le atora algo en la garganta y no puede respirar, y al lograr escupirlo siente uno que vuelve a nacer, o que nace por vez primera, porque nadie, excepto adán, recuerda qué se siente nacer.

pero dios tenía otros asuntos, el tiempo se agotaba y había decidido ya que a partir de aquel momento no se añadiría ni un solo átomo más a la creación, y adán se sentaba junto a las bestias salvajes, todavía en paz sin ningún arma que los amenazara, y se aburrían juntos. adán se bañaba en su manantial preferido, se echaba al pasto a observar las nubes, y de vez en cuando se acercaba al límite del edén, y podía ver, en toda su extensión, el sombrío mundo vulgar, desolado, donde el sol no brillaba, y la vida era hostil y egoísta. dios sabía que de seguir así, su única compañía terminaría cruzando el límite hacia el mundo vulgar en busca de algo qué hacer, pues la soledad de su pecho era tan inherente a él como la vida misma. así que llamó a adán, y con un rápido movimiento le arrancó una costilla, y el hombre sintió que volvía a morirse. "no te apures", le dijo dios "no te morirás hasta que a mí me dé la gana", y adán dejó de sangrar. con la costilla en la mano, dios tomó unos granos de polvo del suelo y sopló, creando una masa deforma que latía como un corazón enorme. dios la fue moldeando, formando sus figuras, pensando en cómo hacerle un complemento a adán.

-ya está.
-qué es.
-una mujer. eva.

adán vio cómo eva respiraba por primera vez, y sonrió. comenzó a sentir algo, algo inexplicable, quizá inexistente hasta que eva apareció. "qué esperas, muéstrale el paraíso", y adán tomó su mano, obedeciendo el instinto, y la condujo por los verdes campos del edén. le mostró el vallo, las montañas, los ríos y las cascadas, los animales, las cuevas, las playas... y el árbol. pronto, muy pronto, eva sintió curiosidad y preguntó a adán por qué dios había prohibido el fruto de ese árbol. adán, reflexionando, supo que eso era lo único que dios no había querido decirle.

(CONTINÚA)

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[Segunda parte]

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