
Nubarrones negros y centelleantes se forman en lo alto del domo, y llueve sobre la ciudad. Clara no sabe dónde está. Con trabajo recuerda cómo llegó allí. Un corredor oscuro, pestilente, humeante. Siente frío y tiembla. Recuerda que huía de Alberto. Se había portado raro durante meses enteros. A todos los miraba con un brillo macabro en los ojos. Recorría la mansión observándolos a escondidas, estudiando los hábitos de sus compañeros. Pero nadie sospechó hasta que Marlene apareció muerta en la piscina. Esa noche transmitieron en vivo. Adriana Camposanto se enlazó con los concursantes y anunció el inicio de la temporada 77 del programa. "Uno de los siete nuevos integrantes es el asesino, y se los aseguro, en verdad es un psicópata". Todos señalaron a Alberto como el culpable, y lo amarraron en el sótano. Todos sabían que la transmisión en vivo seguía, por lo que algo iba a pasar. Ignacio tuvo un ataque de nervios, y agredió a René. Alicia intervino, Tenemos que tranquilizarnos, así no solucionaremos nada, y se llevó a Ignacio al patio, lejos de los demás. Clara quería ayudar, así que los siguió. Encontró a Ignacio y a Alicia enfrascados en una pelea que no duró mucho: Alicia consiguió clavar un cuchillo en la garganta de su contrincante, y la sangre corrió. Clara no logró frenar su grito de espanto, y entró corriendo a la casa. Alicia es la asesina, Alicia es la asesina, gritaba. En la cocina, dos de sus compañeros estaban tirados en el suelo, desangrándose, ya sin vida. Adriana Camposanto hizo un nuevo enlace, recordándoles que el premio de la nueva temporada había ascendido a un millón y medio de dólares y un coche de lujo. Tal vez por eso la competencia se había puesto tan difícil.
Clara bajó corriendo al sótano, y deasató a Alberto. Discúlpanos, creímos que tú eras el asesino, pero no, yo vi a Alicia matando a Ignacio, y no está sola. Alberto se frota las adoloridas muñecas y la empuja. Clara cae al suelo, Oh, ¿no me digas? Qué mala suerte... para ti. Clara se incorpora con una velocidad asombrosa y huye. Siente los pasos de Alberto sobre sus talones. Corren atravesando los pasillos en tinieblas. Clara baja las escaleras y llega a la lavandería. Parece no haber salida, pero se equivoca: el ducto de ventilación, ahí quieto, en la pared, es su única salvación. Se mete en aquel estrecho agujero y avanza torciendo en cada esquina a la que llega. Escucha los gruñidos de esfuerzo de Alberto siguiéndola, cada vez más lejanos, hasta que desaparecen. Después de dar vueltas por horas, encuentra una salida.
Avanza por la calle con el cuello adolorido. Clara mira el nuevo mundo que la rodea, sin muros, sin techos, sin cámaras, y se siente libre por primera vez en su vida. Era la única habitante que había nacido en la casa. Había estado ahí durante tres emisiones distintas. Era la primera vez que veía la ciudad. Por eso no le pareció extraño que un sujeto la estuviera esperando en una esquina, con un paraguas. Se saludaron. Ven, entremos, le dijo él, y entraron.
Era una sensación indescriptible. Ya no estaba siendo observada, podía ir a donde quisiera, conocer a mucha gente sin tener la obligación de tratarlos por el resto de su vida, conseguir un trabajo y ser como una persona normal, como los de afuera le contaban. No volvería a la mansión de Big Father por nada del mundo. Me llamo Aurelio, le dijo con una dulce sonrisa. Clara se sonrojó y agachó la cabeza. El elevador llegó al piso 37. Caminaron hasta la puerta 11, a mitad del pasillo. Esto no se parece en nada a la mansión, pensó Clara. Aurelio la dejó sentada en la cama y dijo que iba por un café. La emoción no dejó a Clara quedarse sentada y comenzó a deambular por el departamento. Se detuvo frente a un espejo, para mirar su rostro nuevo, un rostro libre, que empezaba a mostrar los 16 años que tenía una vez liberada su alma de aquella prisión inhumana. La voz de Aurelio traspasaba la pared de la sala. Sí, oíste bien, está aquí, en mi casa... Ja'h, ¿me crees idiota o qué? Ninguna fotografía hasta que pagues por ella... Mira, no tengo tiempo para juegos de palabras, ya escuché dos ofertas de siete cadenas nacionales, ¿cuál es la tuya? (...) ¿¡Estás bromeando!? ¡Hecho! Vengan por ella antes de que les baje el rating. Clara regresó a la sala y encendió el televisor. Big Father seguía transmitiendo en vivo. En el estudio, Adriana Camposanto daba la bienvenida a los nuevos 14 habitantes, quienes tenían que entrar en ese instante a la mansión, uno de ellos iba armado, nadie sabía quién era. La conductora interrumpía la acción y anunciaba que tenían un boletín de último minuto. Ya han localizado a Clara, la fugitiva, quien será reinsertada a la competencia de inmediato. Claro, pensó ella, por el contrato de mi madre. Soy su esclava. Aurelio aparece ante ella. Cómo pudiste, me arruinaste la única oportunidad de ser libre, le grita. Bueno, al menos me gané un boleto de entrada al concurso. Clara enmudece... ¿Qué dices? ¿Acaso no ves la televisión? ¡Nos están matando allí dentro! ¡Nos han hecho sus esclavos! ¡Nos roban nuestra libertad, nuestra privacidad, nuestra dignidad! ¿Eso es lo que quieres?
Aurelio la mira, no puede creer lo que escucha. Claro que no, estúpida... Quiero el millón y medio y el coche. Clara no puede contenerse y empieza a llorar. Alguien toca la puerta. Seguro vienen por ellos...
(FIN)
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