4/5/05

las cosas que se encuentra uno en el taxi...

el asiento de atrás estaba vacío. abrí la puerta, y cuando me disponía a acomodarme en el espacioso lugar para tres personas me topé con un celular en un forro de piolín. "chale", pensé, "¿qué hago con esto?". iba a preguntar, pero preferí callarme cuando vi que pertenecía a una mujer. trola, cómo no, pero mujer. así que decidí que si alguien sería la persona honesta encargada de regresárselo, ese debía ser yo. ha sonado unas cinco veces, pero no he podido contestar por el ruido del entorno. qué hago yo con esto, no sé... cuando uno es primerizo, nada resulta obvio. quizá ella esté pensando que un guapo príncipe azul, el hombre de su vida, recogió el teléfono del suelo y llegará un día de estos a su casa en su flamante gran marquís, llamará a su puerta y será amor a primera vista. pobre ilusa... y yo, qué patético.

es espantoso no tener planes nunca. despertar cada día con un "a ver cómo nos va hoy", y salir a la calle a pesar del cielo nublado y las amenazas de lluvia. sólo hasta que me empieza a dar hambre, a eso de las once o doce, se me ocurre pensar "¿qué comeré hoy?", y algunas horas más tarde, qué cenaré, y así todos los días. cómo pasaré el fin de semana sin escuela, no lo sé... pero espero que la pase igual de bien que el fin pasado... ja'h. y qué pasará con el diplomado de cine, no lo sé, se inscriba o no el señor trejo, yo trataré de entrarle... y mientras, a ver qué pasa. a ver...

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