3/9/12
La tesis
Estoy cansado de echarle la culpa de todos mis problemas a la tesis. La verdad es que se siente bien volver a la escuela, sentarse a escuchar divagaciones teóricas que sólo hasta que las escuchas te das cuenta que las sabías, hacer lecturas con límite de tiempo y disfrutar subrayando, anotando al margen y alzando la mirada para reflexionar, brevemente, sobre el párrafo que acabas de leer.
Tengo que, necesito, terminar la tesis. Hasta que no lo haga sentiré que hay algo que sigue pendiente en mi vida y que no puedo seguir adelante si no lo resuelvo. Sí, me caga el sistema escolar, la forma en que se estruturan las jerarquías académicas, el favoritismo, nepotismo, el círculo vicioso de la beca-investigación, los aires de superioridad de los investigadores... Pero no puedo negar que me fascina el análisis social. Si pudiera deshacerme de todas esas experiencias terribles y desastrosas de la escuela, creo que mi objetivo principal sería estudiar un posgrado.
Pero ahora soy alguien diferente y mis objetivos son otros. Sin embargo, es como cuando te da pena empezar un libro nuevo, recién comprado, que te mueres por leer, porque sabes que ahí, en el estante, está aquel otro, que también te gusta pero que no le ves fin, y te debates entre empezar a leer el nuevo libro de tiempo completo (porque ya lo abriste un par de veces, leíste uno o dos capítulos, pero no te sientes cómodo) o terminar de una buena vez ese otro libro que a veces odias sólo porque está ahí, incompleto, estorbando.
Así las cosas.
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