27/12/05

Promesas y máscaras

Promesas y máscaras

Faltan todavía unas cuantas horas para que amanezca. Ramiro escucha la respiración tranquila de su mujer y se alegra de que el sueño le haya quitado las preocupaciones: su rostro luce sereno, relajado, no como en el día. Tal vez no le perdone la mentira, pero es más fácil así, jamás ha sido bueno para las despedidas. Se levanta con cuidado, tratando de no hacer ruido. Se pone la ropa, un sombrero, una chamarra, las botas. Viaja ligero, sólo una mochila con algo de ropa, agua y comida. El corazón se le encoge, no sabe si de tristeza o de nervios, cuando, ya en la puerta del cuarto, echa un último vistazo a lo que fue su vida. Pero él confía en que ha tomado la mejor decisión. Por ellos... Por ellos...

(...)

Sostiene el papel doblado con una mano, y con la otra recorre su propio rostro, presa de la angustia. La tierra no está dando como antes, la austeridad está llegando al punto crítico, hasta su palabra de hombre está perdiendo valor. Se le han terminado los amigos, no tiene a quién más recurrir, sabe que nadie más va a prestarle dinero, porque es por todos sabido que Ramiro no puede ya pagar sus deudas. Su mujer se acerca en silencio.
-¿Cómo sigue?
-Todavía no se le baja la calentura... ¿qué vamos a hacer, Ramiro?
Ramiro resopla, desdobla el papel y mira el presupuesto que el doctor les hizo para las medicinas de su hijo. A pesar de los descuentos, la cifra es gruesa. Como se le acabaron las opciones, decide que tiene que hacer lo que había evitado a toda costa.
-Mañana voy a pedir un préstamo al banco.
No hay de otra.

(...)

La sensación de que los días son réplicas unos de otros le impiden recordar si el sol que cae en el horizonte es el quinto, o el noveno, o el vigésimo. Su compañero se quedó dormido en una esquina, entre varias cajar grandes de madera, y Ramiro nota que su sueño es muy distinto al que vio en su mujer aquella lejana noche. Es un sueño que no deja descansar, no tanto por los bruscos movimientos del tren, sino por el mismo cansancio, que de tan intenso ya se volvió inmune, y por el miedo, y por la nostalgia. Sentado en la puerta del vagón, recargado en unos costales de azúcar, Ramiro tiene fija su mirada en el sur, y ve cómo se va alejando más, y más, y más, de su única realidad. A su mujer le costó trabajo entender que no se iba por gusto, o por aventura. La había tenido que obligar a comprenderlo... sólo esperaba que un día lo perdonaran por haberse ido.

(...)

"¿Esto es todo?" Se pregunta Ramiro. Los niños, sentados en el suelo, le echan miradas cuestionándolo. La televisión muestra sólo la guerra de los puntos negros contra los blancos: apenas capta la señal. En un canal hay un documental de la Guerra Fría, y en otro un programa de chismes que nadie entiendde porque ni su mujer, ni sus hijos, ni él, saben quién carajos es Niurka. Ramirito pregunta que si pueden irse a jugar. Él lo observa con cuidado, ya bien repuesto de su salud, y con el control en la mano les da la aprobación para que se retiren. Luego mira la TV con odio. ¿Para qué me endeudé? Al menos, la cama matrimonial sí tendrá un uso práctico, piensa, clavándole una mirada de deseo a su mujer, quien de inmediato la capta y empieza a correr hacia la recámara. Gracias, banco.

(...)

La botella vacía descansa sobre la mesa, pero sólo por un instante, hasta que el mesero trae el relevo, y Ramiro vuelve a empinársela. Esta noche ya no le quedan lágrimas para llorar. Ha pasado más de un año desde que abandonó a su familia por ir en busca de un sueño imposible. Llegó a la frontera, pero el muro resultó ser impenetrable. No consiguió cruzar, ni la primera, ni la segunda, ni la tercera vez. A la sexta se dio por vencido y se quedó con su trabajo en la constructora. Es día de sueldo, y vino al bar para decidirse de una vez. Y lo ha decidido. Si regresa, su mujer lo recibirá con rencor, y sus hijos verán en él la personificación misma del fracaso, y le perderán el respeto... Además, qué cara va a dar después de haberse ido así, como se fue. Si hubiese conseguido traspasar la frontera, el éxito habría sido una formidable máscara para dar en casa... Por eso decidió no regresar. Ramiro se empina la cerveza. Se equivocó: todavía le quedaban unas pocas lágrimas.

(...)

Primero se llevaron la TV, y luego fueron desmantelando la casa hasta dejarlos en la calle sin nada. Ramiro intentó de todo, pero nada funcionó. Vivían en casa de su cuñadp cuando se le ocurrió irse al otro lado. Salió con cuidado por la puerta del patio, tratando de no despertar a nadie para no despedirse. Pero Ramirito tenía el sueño ligero y lo sorprendió.
-¿A dónde vas, papi?
-Váyase a dormir, mijo.
-¿Vas a volver?
-Sí, mijo, volveré. Váyase a dormir, ándele.
Su hijo regresa a la cama, confiado de la promesa de su padre, mientras él comienza un camino que no tiene retorno, sin saberlo.

26/12/05

Nochebuena

Apocalipsis

es tradición familiar reunirse en la casa de mi abuela en nochebuena, ir a misa, pedir posada, quebrar la piñata, cenar pavo y abrir los regalos en medio de una algarabía de niños que cada año van siendo menos niños.

fuimos a misa de nueve. por un momento pensé en no ir, pero sabía que todos y cada uno de los miembros de la familia me iban a mirar feo y que, cuando estuvieran de vuelta, me acorralarían con sermones de tener a dios en mi vida y no sé qué. además, tenía en mente un cuento nuevo, donde uno de los personajes tiene que ir a misa, así que me serviría para refrescar mi memoria. llegamos a la iglesia de fátima, y observé con cuidado la misa y los parroquianos. durante el sermón, había cosas en las que coincidía con el padre, y otras que me parecían soberanas estupideces.

para empezar, toda la opulencia y el lujo de la iglesia. justo en la de fátima, los feligreses están deslumbrados con un cristo de unos 8 metros que construyeron para adornar. hay cajas para limosna en cada esquina con un letrero ("ayúdanos a seguir construyendo tu iglesia"), y cuando el padre pasó las canastas anunció que eran para terminar los pilares de las imágenes... y yo me pregunto varias cosas: ¿en verdad dios querrá eso? ¿por qué, si necesitaba iglesias, no las hizo cuando hizo el universo? un dios todopoderoso como ese, para qué quiere esa clase de alabanzas, de lujos, de despilfarro... oraciones mecanizadas, creadas por el hombre... digo, si jesús hubiese querido todo eso, en vez de andar viajando y consolando a los enfermos y a los desamparados, hubiera predicado desde el principio lo que la iglesia predica...

¿no le agradaría más a dios que los feligreses se reunieran los domingos, pero en vez de rezar y construir iglesias, fueran y ayudaran a los enfermos, a los pobres y a los desamparados, como su dios hecho hombre? mierda, cuánta hipocresía, cuántas contradicciones... pero no, la gente cree que con rezar y dar limosna sus pecados son perdonados, qué estupidez... y mientras en el mundo sigue habiendo hambrientos, desamparados, condenados a vivir una vida que no es vida... mientras ellos construyen sus iglesias cada vez más costosas, cada vez más inútiles, cada vez con más letreros de "no tocar"... en verdad os digo que me da un pinche coraje...

mi familia siempre ha creído que estoy perdido en el ámbito espiritual, pero no es así. no creo en el dios tradicional, el de los castigos y la salvación, sino en el creador universal, una fuerza superior que alimenta el espíritu... para mí, dios es todo lo que nos rodea, pero el lado invisible, el que no se ve, el que sólo se intuye: la nostalgia de los atardeceres, la angustia del hambre, la alegría del éxito, la tranquilidad (o la furia) del mar, el placer que provoca el viento... todo lo inexplicable, lo que no puede entenderse con la razón, las coincidencias, eso que llamo "destino", eso para mí es dios... y no necesito una iglesia para darle gracias.

de regreso a casa, pedimos posada, quebramos la piñata, cenamos el pavo y abrimos los regalos, como siempre. y me sorprendió que todavía el año pasado esperaba los regalos con un poco de entusiasmo, pero esta vez no... los tennis que me regalaron reemplazarán a los viejos en comodidad (eso espero) pero no en opulencia, el suéter me servirá para el frío de tijuana y el otro pantalón... pues, tal vez lo regale porque no me queda bien. el mejor regalo: el libro de noam chomsky, no el que me recomendó el profe, pero lo que sea es bueno. mis primos, todos, siguen siendo chamacos materialistas, unos emocionados porque les "amaneció" un nuevo nintendo, otros porque tienen montones de muñecos nuevos... pero bueno... son niños, y ya dije que no trataría de cambiar a nadie, más que a mí.

y los fantasmas, y los recuerdos, y las nostalgias del año que se acaba, y de los que han pasado, y de los que aún no pasan...

"tú no tienes la culpa, mi amor, que el mundo sea tan feo"

24/12/05

regalo de navidad

regalo de navidad

dos días seguidos he tenido pequeñas fricciones con mi hermano que pudieron haberse evitado. sé que ninguno de los dos queremos eso. todo porque no supe darle a mis mensajes el tratamiento adecuado, y mis preguntas sonaron a regaños, mis sugerencias sonaron a órdenes. yo sé muy bien qué siente, porque el asunto del orgullo es genético, y a su edad, yo era igual. procuro no olvidarlo.

la última discusión fue por una estupidez. rentamos un videojuego, yo, para no variar, me clavé y jugué varias horas seguidas porque sólo tengo cuatro días para terminarlo. a la hora de la comida le paré y me puse a "remodelar" los links de mi blog. luego de un rato llegó mi hermano y se disponía a prender el nintendo, pero iba a poner uno de los juegos suyos, no el que rentamos... le sugerí que continuara con mi labor de horas, porque bueno... para un videojugador, terminar un juego es una especie de símbolo, y sólo teníamos cuatro días. él no tenía ganas, aún así aceptó mi sugerencia, pero de mala gana. al ver su reacción, me arrepentí de haberlo presionado, y le dije que mejor no jugara, que pusiera otro y le di un pretexto cualquiera. él respondió que no, que ya así... pero yo lo conozco, y su tono era de algo de rencor, elevó la voz, yo volví a "sugerir", él gritó, y yo apagué el nintendo suponiendo que ese sería el fin de la discusión, y él, iracundo, aventó el control al suelo y se fue...

ya sé, suena como una estupidez, y sé que lo fue. yo no debí sugerirle nada, y él no debió reaccionar así... pero es más difícil de lo que parece. no supe qué hacer, y todo por algo tan simple... ante situaciones como ésta me pregunto si tendré lo que se requiere para ser un buen papá. ser el hermano mayor es como ensayar para la paternidad, y yo siempre he tenido problemas con esto. y es que a veces mis hermanos son tan cerrados que me desespero... estoy empezando a dejar de entenderlos. mierda.

pero reflexioné toda la tarde, y llegué a una conclusión. no debo tratar que los demás hagan lo que yo haría. no debo obligarlos, ni enfadarme si no toman mis sugerencias, ni presionarlos para que hagan lo que digo. cada quien debe tropezar con sus propias piedras. cada quien debe escoger qué estrella seguir. no todos son como yo... ese es el encanto de la humanidad: todos somos diferentes, y esas diferencias deben preservarse.

de vuelta en mi casa (después de ver king kong por segunda ocasión), vi en el noticiero un reportaje del muro de la vergüenza, de los indocumentados, de los campesinos que, a pesar del tratado de libre comercio, no pueden vender en los estados unidos, y recordé todo lo que aprendí en mis clases de globalización, y sentí la indignación y la injusticia más que nunca, y decidí que tengo que hacer más. sin embargo, creo que lo mío no son las protestas, ni los boicots, ni los saqueos, ni las manifestaciones... no. debo cambiar yo. ya lo estoy haciendo, pero aún falta mucho qué hacer. debo sacudirme hasta el más mínimo residuo de egoísmo en mi interior, debo empezar a mirar a las demás personas hasta el fondo de su alma, y ver en sus ojos sus problemas, sus miedos, sus frustraciones, sus esperanzas... porque el egoísmo es lo que nos frena. porque al sólo pensar en la satisfacción propia, nos olvidamos que en el camino tal vez estamos pisoteando a otra persona. no soy la única persona con sueños, ni con deseos, ni con temores... todos somos iguales.

y si puedo comprender eso, y puedo cambiar mi manera de actuar, tal vez contagie a alguien, y si una sola persona comprende mis razones, y mis motivaciones, y mis causas, y las hace suyas, habré dado el primer paso, habré contribuido con el bienestar social. porque tal vez esa persona contagie a otra más, y esa a otra, y así se formará una gran cadena que abrazará al mundo entero... y eso, un cambio en el mundo, será el mejor regalo de navidad. el cambio ya ha comenzado, porque mi motivación aumentó. y sé que encontraré muchos obstáculos y sinsabores... pero no puedo darme por vencido. el mundo no va a cambiarme.

sé que en estas fechas los corazones se ablandan y la percepción se abre, así que mi mensaje de navidad es el siguiente:

di NO al egoísmo. que tu prioridad pase del "yo" al "nosotros". que la indiferencia no te domine. que el sistema no te ciegue ante la injusticia. que el consumismo no convierta a tu corazón en una joya de 18 kilates. que recuerdes siempre, siempre, que allá afuera hay alguien que tiene menos oportunidades que tú y más problemas, que su lucha de cada día no es vivir mejor, sino sobrevivir, y que mientras tú estás aquí leyendo estas líneas y mientras yo estoy aquí escribiéndolas, hay alguien que se está muriendo de hambre, y alguien que está sufriendo una pérdida, y alguien angustiado porque no sabe qué pasará mañana con sus hijos... ábrete: abre tus ojos, y mira a tu alrededor; abre la boca, y di lo que ves; abre la mente, y percibe la realidad; abre el corazón, y siente cómo el mundo sufre...

feliz navidad.

21/12/05

sugestiones

sugestiones

"siempre, al viajar de una ciudad a otra, me duele el estómago". al principio era por nervios, según, pero esta vez no creo haber estado nervioso, y aún así, hubo un momento en que el dolor fue insoportable.

"en mazatlán hace calor". cuando llegué a la casa que me vio crecer y convertirme de un niño caprichoso y rencoroso al jovenzuelo que aspira cambiar el mundo, encontré a mi madre tapada con una pequeña cobija azul, mientras yo sudaba porque traía una camisa de manga larga.

"las despedidas son siempre dolorosas". esta vez me sucedió al revés, y en lugar de pensar en la despedida #6 hasta el final de las vacaciones, ese pensamiento angustiante fue el que provocó mi insomnio de la primera noche. pensé que no podría soportar una despedida más, que ni mi madre, ni mis hermanos, ni yo, la merecíamos. en el punto crítico, asumí que entonces sólo quedaban dos salidas: o me quedo para siempre aquí, o me quedo para siempre allá. pero ninguna de las dos me parecía mi camino. concluí que, como cuando dicen "es mejor haber amado y perdido que nunca haber amado", es mucho mejor ver a mis hermanos y a mi madre de vez en cuando que nunca, así, la esperanza de verlos de nuevo me da fuerzas cuando estoy lejos.

"la navidad es época de reconciliación". pero descubrí que no siempre es así. mi familia (hoy lo descubrí) tiene conflictos emocionales que van más allá de lo que se puede ver. rencores enraizados, odios que jamás fueron olvidados, discusiones enterradas vivas, cuyos fantasmas aún siguen haciendo estragos. esta navidad no será como las demás. la festividad más tradicional de la familia ha sido estropeada por un problema que siempre ha existido, pero que hasta ahora explotó... y yo no quiero eso. no vine para eso, mierda... vine para la cena de noche buena en casa de mi abuela, con todos reunidos, como una verdadera familia... porque allá es lo único que me falta.

"debo cortarme el pelo". así es. debo.

"incluso los sentidos pueden verse afectados cuando la sugestión es demasiada"

13/12/05

licenciatura en robo

Los verdaderos ladrones

Una señora mayor, con el pelo teñido y una sudadera verde, aparece en la esquina y se interna en el parque. Camina rápido, sujetando con fuerza su bolso contra el pecho, se le nota que tiene prisa por llegar a casa, o será que son las once treinta de la noche y este parque tiene mala pinta. Miguel la sigue con la mirada. En tres minutos, cuando la señora mayor con sudadera verde haya atravesado el parque, él la tendrá a su alcance y esta vez tiene que hacerlo. Bastará con salir de pronto de entre las sombras, apuntarle con el arma -procurando disimular el temblor de su mano-, y decir una sencilla frase: Dame el dinero, vieja. Había pensado en no llamarla "vieja" -demasiado rudo-, sino "abuela", como los gringos. O anciana. O señito.
"¿Pero qué clase de asaltante soy?", se pregunta. Está aquí desde las nueve, y ha ido dejando pasar a todos los transeúntes sin amenazarlos, ni siquiera se deja ver. En el último segundo, se le ocurre que tal vez este joven va demasiado drogado como para asustarlo, o que aquella parejita sólo quiere un buen faje en un lugar oscuro (¿por qué molestarlos? No hay derecho...), o que la muchacha con el niño debe ser madre soltera y ha de estar igual de jodida que él. Miguel se responde: "Soy la clase de asaltante que no asalta a nadie porque la conciencia no me deja; porque haré el intento, como se lo prometí a mi cuñado -¡él sí que tiene talento para esto!-, pero sólo para convencerme de que esto del crimen no es lo mío, si hasta ahora he sobrevivido con mi mujer y mis tres hijos, puedo seguir haciéndolo, aunque sea vendiendo sodas en algún crucero, o limpiando parabrisas... pero ya ni eso deja, y los niños en la escuela, y los uniformes, los cuadernos... y ya va a ser fin de mes y debo seis meses de renta, don José me dijo que era la última oportunidad que me daba... ¿Y qué puedo hacer? No me dieron clases de esto en la universidad, me dijeron que con buena ortografía y sonrisa amable las puertas del mundo se me abrirían, y aquí estoy... licenciatura en robo, eso debí estudiar..."
Miguel toma un último aliento y emerge de las sombras, apuntándole a la señora mayor con sudadera verde, quien lo mira sorprendida.
-Dame el dinero, anciana.
Pero la anciana no suelta su bolso. Se queda paralizada.
-¿No oíste? ¡La bolsa!
Miguel se pone aún más nervioso, y temblando, se acerca un sólo paso a la señora. Ella, horrorizada, hace lo que le dijo su marido: saca de su bolso un revólver, y apuntando hacia enfrente jala del gatillo. Miguel se desploma, y su frente se estrella contra el césped húmedo. La señora guarda el revólver y sigue caminando, apurada.

(FIN)

9/12/05

clase de guionismo

integridad

en verdad no siento yo que me haya vuelto un amargado. el caso es que, en la clase de globalización y modernidad, analizamos al fin el tan famoso libro "patas arriba" de galeano. lo que aprendí es que en este mundo hay dos tipos de personas: aquellos que regresan la cartera y aquellos que no. nunca me he encontrado una cartera. una vez me encontré un billete de quinientos pesos (y me lo gasté en libros), pero fue la ocasión más afortunada. Hablábamos de eso, pues, de dignidad, de integridad, de que en este mundo al revés, es muy difícil apegarte a tus valores y a tus principios. todos nos conmovimos con la clase. bastante.

en la clase de guionismo, muchos se mostraron inconformes con la forma en que el profe evaluaba el último parcial. le pedían "chance" para entregarle el guión después. estoy seguro que fue una broma, pero como dice quien lo dijo, entre broma y broma la verdad se asoma, el profe pidió una botella de buchana's (ignoro si se escribe así) a cambio de una calificación. Y los alumnos aceptan gustosos, animados, la oferta: yo le traigo dos, le dicen.

es difícil mantener la dignidad. tal vez estoy siendo exagerado, pero la situación esta me dejó pensativo. y no sólo eso, el profesor nos dio "ideas para producir más y mejor", y entre ellas estaba "no deje su trabajo (aunque no le guste, para hacer lo que quiere debe tener primero estabilidad económica)" y "no traten de enfocarse en su talento si no deja dinero". pero claro, claro: el mundo es peligroso, los retos son excesivos, no es bueno luchar por lo que quieres. no dije nada por que no tenía ganas de discutir con el profe. tenía otras cosas qué pensar...

p.d.: http://cuentistaidiota.blogspot.com/2005/08/historias-de-taxi-serie-de-cuentos.html

8/12/05

el torrente del tiempo

primer amor

hace unos días estaba recordando a una persona, a la que llamaremos "flor", por ser del género femenino y porque así le decía su abuelo en lugar de llamarla por su nombre. siempre mantuve un lindo recuerdo de ella, muy bien cuidado, repleto de melancolía y de frases cursis que me la recordaban. pero, cuando las frustraciones amorosas sobrepasaron los éxitos, mi primer amor se convirtió en mi primera obsesión. después adquirí las demás.

ambos abandonamos nuestro puerto natal al terminar la prepa. ella se fue a mexicali, yo a tijuana. ella tenía novio cuando se fue. yo... me cuesta admitirlo, pero yo todavía la quería, con un amor casi infantil, enfermizo, que no me cabía en el pecho y me hacía daño. la busqué. traté de encontrarla, de hablarle, de decirle una palabra más, de echarle un último vistazo, de pedirle que me regalara un último abrazo, un último beso, porque la despedida nunca me había quedado clara en la memoria. jamás nos despedimos. ella rechazó lo que le ofrecí, y yo la odié por no dejarme quererla como se merecía.

hoy se me ocurrió revisar su perfil en hi5, sólo por curiosidad. yo recordaba a una flor amable con la gente, simpática, con un sentido del humor tierno e infantil, que se preocupaba por los animales que se comía y por los pobres y por los necesitados. recordaba a una muchacha que era una amiga incondicional, la creía incapaz de olvidarse de sus amigos, mucho menos de su primer enamorado. pero encontré a una persona muy diferente. le gusta el reggaetón, los corridos y la banda. busca amigos, no le importa cómo sean, pero que les guste divertirse. se alacia el pelo, usa maquillaje y ropa "nice"... es decir: es, como les dicen acá, una trola. no me gusta juzgar a la gente por cómo se ve... pero me queda muy claro que la persona que yo amaba ya no existe. que esa mujer a quien quise entregarle el alma y me rechazó, ya no está en este mundo. el tiempo la ha aniquilado. y junto con ella murieron mis recuerdos lindos, y mis esperanzas ambiguas.

y así... la vida sigue.

"you say you would love me until you die... and as far as I know you're still alive"


El último cumpleaños

El último cumpleaños

A veces me pregunto qué celebro. Es sólo un día más, como cualquier otro. El vecino me despierta, y me pide el baño; como el suyo no tiene agua caliente, viene aquí, y me acompaña em el desayuno. Creo que se llama Andrés-18, es algo fastidioso, a decir verdad, pero cuando los años pasan uno va necesitando compañía, aunque sólo hable de su absurdo trabajo -¿técnico en refrigeración? ¿Qué clase de trabajo es ese?- y de sus problemas sentimentales. Pero hoy en día ya nadie habla de otras cosas, ¿o sí? Sólo hay tres temas: trabajo, sexo y televisión. Nadie se preocupa por otros asuntos, ¿por qué? Porque no hay otros asuntos. Vivir significa trabajar, tener sexo y ver televisión. Cuando ya nada de eso puedes hacer, vienen por ti. Oh, sí, he visto cuando vienen. Lo hacen por las noches, para que nadie vea. No quieren provocar pánico, pero todos saben cómo es esto. El primer día que me instalé aquí, cuando cumplí quince, vinieron por el sujeto que vivía donde ahora vive una jovencita rara. Fue terrible. Ese departamento está maldito, me parece.

Después de todo, no es tan importante. El día en que llegue al mundo, otros miles de millones lo hicieron también, así que ¿qué importa? No es nada especial. Te vacunan, te entrenan, te dan todo para que puedas trabajar, tener sexo y ver televisión. Con todos es igual. Sólo nos diferencian los códigos en las muñecas, el lugar donde vivimos, las personas con las que tenemos sexo, cuánto ganamos y qué modelo de televisor tenemos. El paisaje que vemos por las ventanas es igual: edificios, coches, hologramas. Pero, ¿y más allá? ¿Qué hay detrás de las paredes que nos encierran? ¿En realidad hay un desierto infinito, inundado de gases ponzoñosos y de criaturas abominables? ¿Y si no? ¿Y para qué tengo que trabajar? ¿Quién me obliga? Lo he hecho durante 50 años.

No... la verdad es que estoy aterrado. No tardan en llegar. Bueno, só, tal vez le falten cosas, pero después de todo, así ha sido siempre, ¿o no? Sé... sé que puedo seguir trabajando, y teniendo sexo, y viendo televisión... Este no puede ser el fin. Oh, no... Son ellos. Están aquí. Vinieron por mí.

-¿Es usted Salvador Velázquez-27?
-Sí... soy yo. Pero todavía quiero trabajar, por favor, sólo tengo 75, no soy viejo...
-Ba'h, ¿por qué todos dejan de tomar el Rivaliux sus últimos días...? Andando, 27, no tenemos toda la noche.

Un botón presionado por su dedo, y la oscuridad sobre mí. Feliz cumpleaños...

(FIN)