5/11/09

Noviembre y el frío



1. He querido escribir cuentos, salir a tomar fotos, editar unos pequeños videos, leerme un par de buenos libros, o simplemente caminar por ahí, sin rumbo, sin dirección, nada más para ver el mundo y estar seguro que sigue ahí. Mis meses ahora se agrupan de tres en tres, mis días en horas de clase y horas de no-clase, es decir, mi vida está estructurada en torno a la escuela, algo que no había percibido, al menos no con tanta fuerza, hasta ahora. En lo único que puedo pensar es en las tareas que no he hecho, en las lecturas que no he conseguido, en la proximidad del trabajo de campo, en el entusiasmo (y la esperanza) de la recién bautizada JAS, en los ensayos y exposiciones finales, en mis equipos de trabajo, en los pendientes de la revista, en la producción y posproducción de los videos. Estoy empezando a cansarme otra vez, a desesperarme por que el tiempo se diluye frente a mis narices y no puedo hacer nada para atraparlo, y en que dentro de unas cuatro o cinco semanas, antes imposible, necesitaré descansar mucho.

2. Me ha sorprendido recientemente percatarme que la cantidad de información en internet es interminable, verdaderamente infinita. Los últimos tres días me he sentado frente a la computadora dispuesto a examinar esas páginas tan populares de las que todos hablan, redes sociales y sitios de feeds, listas de marcadores y noticias, y me he llevado una sorpresa, no sé si agradable o no, al darme cuenta de todo lo que ocurre en el mundo. Leí un artículo sobre los peligros de twitter, por ejemplo, consistentes en que la desproporcionada masa de información que se recibe por este medio puede tener consecuencias morales para quienes usan el servicio, en especial, la disminución de nuestro sentido moral y el aumento de la indiferencia. Podrían tener razón, pero siento que darse cuenta de todo eso que pasa en el mundo, no sólo de los hechos empíricos que se suceden, sino de las ideas mismas que se generan, puede o bien despertarnos del estado de marasmo en el que solemos estar cuando creemos que nada pasa, o bien atraparnos en una espiral interminable de actualizaciones sobre todos los temas, en todos los lugares, y nunca detenernos a reflexionar sobre ninguno.

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"Es hora de aullar, porque si nos dejamos llevar por los poderes que nos gobiernan, y no hacemos nada por contrarrestarlos, se puede decir que nos merecemos lo que tenemos", José Saramago

1 comentario:

  1. Tienes el don de escribir bien.
    gracias por compartirlo.
    saludos

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