
1. Abrí los ojos, sobresaltado. Era de madrugada. Escuché la lluvia, y volví a dormir. Abrí los ojos una segunda vez, cuando estaba amaneciendo; seguía lloviendo. Miré el reloj y volví a dormir. El despertador sonó, dos horas después. La lluvia estaba acabando. Me paré de la cama, la tendí, no como tú lo haces, pero hice mi mayor esfuerzo. La terraza estaba mojada. Jalé el agua, fui al baño. Faltaba poco para, por fin, escuchar tu voz y poder continuar mi día tranquilo, sabiendo que estás bien. No había luz. Tu hermana me dijo que aún no llegabas. Colgué el teléfono y me puse a avanzar con la tarea en mi cuaderno. En ese momento, te extrañé. Minutos después, sonó el teléfono. Me hubieras visto cuando te escuché, podría decir que nunca tuve tanta felicidad en la cara.
2. Fui yo quien tuvo la culpa. Cuando me puse a capturar lo de Giglia debí haber hecho lo mismo con lo de Pepe. Pero no. Así que tomé mi cámara de fotos, me puse una playera tuya, para sentirte más cerca, mi gorra y el pantalón sucio de ayer, y partí rumbo a Tlatelolco. Intentaría no tardarme. Llegué pronto, caminé desde Garibaldi, mirando la ciudad, el cielo que se nublaba y se despejaba alternadamente. En ese momento, te extrañé.
3. Finalmente, no llovió. Las señoras del pozole me recibieron un poco sorprendidas. Me sentí en la mesa del medio, justo frente al televisor, dándoles la espalda. Pedí un pozole de pollo y una coca cola en botella de vidrio. Me sirvieron de inmediato. Comí rápido. Pregunté cuánto era. Cuarenta y cuatro, me dijo. Le di el billete de cincuenta, y me regresó mi cambio, y dos dulces. Pero yo sólo era uno. En ese momento, te extrañé.
4. Iba a ser el segundo baño sin ti. Prendí la tele mientras se calentaba el agua. No había nada interesante. Me había puesto tus sandalias, para sentirte más cerca. Esperaba y esperaba, sin poder concentrarme en nada. Apagué la tele, mejor escucharía música. Recordé el disco que habías grabado hace unos pocos días, con las canciones que más te gustan, lo puse. Y en ese momento, volví a extrañarte. Y supe que no sería la última vez en este día.
----------------
"El amor es un sacramento que debería recibirse de rodillas", Oscar Wilde
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
¡Gracias por tus comentarios!