27/7/09

Mis días sin ti [vol. 4]



1.
Me desperté, como siempre, pensando en ti. Di vueltas en la inmensidad de la cama hasta que decidí levantarme y repetir la rutina de los últimos días: sacudir las almohadas, doblar la cobija, colocar a los pingüinos tratando de imitar la forma en la que tú lo harías. Pero te seguía extrañando. Entonces recordé una canción. "Estoy tan lejos de ti/ y a pesar de la enorme distancia/ te siento juntito a mí/ corazón, corazón/ alma con alma/ y siento en mi piel tus besos/ qué le hace que estés tan lejos". Y me sentí mejor.

2.
Volver de la escuela a la casa no es lo mismo sin ti. El mundo parece más gris, más cenizo, más apartado de mí. Esta ciudad, definitivamente, no tiene el mismo sentido. Y sé que ninguna lo tendrá sin ti.

3.
Otras veces he comido solo con la Kukis. Pero ahora era diferente. No habías ido antes, y no irías después, porque no estabas. Yo lo sabía, la Kukis creo que no.

4.
La central del norte sigue abarrotada. Las filas enormes para conseguir un boleto fuera de este lugar, los viajeros impacientes intentando escapar. Y yo. Me dirigí a las taquillas. No había boletos al menos hasta el 2 de agosto, de esos baratos que tú conseguiste. No iba a esperar tanto. Así que decidí comprar los otros, los caros. Pero tampoco había para mañana. Tendría que ser el miércoles. Por una parte, estaba bien, así tendría oportunidad de limpiar. Por el otro, sería una noche más de espera.

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"Tú me acostumbraste a todas esas cosas..."

26/7/09

Mis días sin ti [vol. 3]



1. Al sentarme sonreí
Estuve a punto de quedarme en casa, desesperado por tu ausencia y con la noche cerrándose peligrosamente, pero al final decidí que lo mejor era cobrar de una vez para que el lunes no tuviera que andar a las carreras. Así que me puse la misma ropa que había traído todo el día y salí de la casa, paraguas en mano. Mientras bajaba las escaleras, la desesperación aumentaba, sabía que al regresar yo, no estarías, sabía que aún faltaban varios días para reunirnos, sabía que estabas lejos y que yo estaba sin ti. Respiré profundamente, pensé en eso camino al metro, en ti, en mí, y cuando vi el tren emerger del túnel oscuro, me di cuenta que no debía estar deprimido, sino feliz, de haberte encontrado, de habernos vivido, de haber aprendido junto a ti cosas que jamás imaginé, de nuestras experiencias y nuestros deseos. Al sentarme sonreí. Era momento no de penar por tu ausencia, sino de celebrar nuestro amor.

2. Pero no estabas
La mañana me sacudió sin remordimientos. No conseguí dormir más, así que me levanté y repetí la rutina del día anterior. Pero fue difícil, los buenos pensamientos de la noche anterior se habían esfumado, dejándome una vez más en la penumbra de la soledad. Me senté en la silla de la computadora y vi la cama destendida. Pensé, Ojalá estuviera aquí para ayudarme a tenderla. Pero no estabas. Me sacudí la cara, me puse de pie de un salto y comencé mi domingo, impaciente por escuchar otra vez tu voz.

3. Vuelta en la esquina
Los ojos me lloraban y sentía que el cuello se me quebraría frente a la computadora. Decidí hacer una pausa en mi trabajo, he avanzado lento, hay muchas distracciones, entre ellas, tu ausencia, jamás pensé que sería tan difícil de sobrellevar. Me estiré, grité, salí a la terraza y me asomé a la calle. Te imaginé dando vuelta en la esquina, llegando a la casa, saludándome con una sonrisa.

4. Tres días
Cuando terminé de comer, apagué la tele y me dispuse a lavar los trastes sin reflexión alguna. Entonces me di cuenta de que sólo había un plato. Y que en verdad me esfuerzo por hacer de esto un drama sin remedio, cuando lo cierto es que te veré, en sólo tres días estaré contigo. Vamos, si pasé 20 años esperando por ti, tres días no son nada.

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"Dar por un querer la vida misma sin morir... eso es cariño"

25/7/09

Mis días sin ti [vol. 2]



1. Abrí los ojos, sobresaltado. Era de madrugada. Escuché la lluvia, y volví a dormir. Abrí los ojos una segunda vez, cuando estaba amaneciendo; seguía lloviendo. Miré el reloj y volví a dormir. El despertador sonó, dos horas después. La lluvia estaba acabando. Me paré de la cama, la tendí, no como tú lo haces, pero hice mi mayor esfuerzo. La terraza estaba mojada. Jalé el agua, fui al baño. Faltaba poco para, por fin, escuchar tu voz y poder continuar mi día tranquilo, sabiendo que estás bien. No había luz. Tu hermana me dijo que aún no llegabas. Colgué el teléfono y me puse a avanzar con la tarea en mi cuaderno. En ese momento, te extrañé. Minutos después, sonó el teléfono. Me hubieras visto cuando te escuché, podría decir que nunca tuve tanta felicidad en la cara.

2. Fui yo quien tuvo la culpa. Cuando me puse a capturar lo de Giglia debí haber hecho lo mismo con lo de Pepe. Pero no. Así que tomé mi cámara de fotos, me puse una playera tuya, para sentirte más cerca, mi gorra y el pantalón sucio de ayer, y partí rumbo a Tlatelolco. Intentaría no tardarme. Llegué pronto, caminé desde Garibaldi, mirando la ciudad, el cielo que se nublaba y se despejaba alternadamente. En ese momento, te extrañé.

3. Finalmente, no llovió. Las señoras del pozole me recibieron un poco sorprendidas. Me sentí en la mesa del medio, justo frente al televisor, dándoles la espalda. Pedí un pozole de pollo y una coca cola en botella de vidrio. Me sirvieron de inmediato. Comí rápido. Pregunté cuánto era. Cuarenta y cuatro, me dijo. Le di el billete de cincuenta, y me regresó mi cambio, y dos dulces. Pero yo sólo era uno. En ese momento, te extrañé.

4. Iba a ser el segundo baño sin ti. Prendí la tele mientras se calentaba el agua. No había nada interesante. Me había puesto tus sandalias, para sentirte más cerca. Esperaba y esperaba, sin poder concentrarme en nada. Apagué la tele, mejor escucharía música. Recordé el disco que habías grabado hace unos pocos días, con las canciones que más te gustan, lo puse. Y en ese momento, volví a extrañarte. Y supe que no sería la última vez en este día.

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"El amor es un sacramento que debería recibirse de rodillas", Oscar Wilde

24/7/09

Mis días sin ti [vol. 1]



1. Desde el parque vi que los vidrios de esas ventanitas chiquitas de la fachada de la casa estaban iluminados. Pensé, "pero no hay nadie", y ahí empecé a quebrarme. Subí las escaleras y encontré, en los lavaderos, un jabón azul olvidado. Pensé, "ahora qué hago con esto". Y me di cuenta que no estabas, y que te necesitaba para que hicieras algo con el jabón. Luego entré a la sala y me recibió el silencio. Estaría solo durante cinco días y seis noches. Eso es mucho tiempo sin ti. Así que lloré, dejé que la desesperación se apoderara de mí, hasta el último rincón, y cuando estuve satisfecho, me limpié la cara, bebí un vaso de agua y me metí a bañar. Sé que te pondrás triste si te enteras que yo lo estuve. Voy a ser fuerte, te lo prometo.

2. En el metro hacía calor, afuera llovía. Mucha gente, casi me quedo dormido. Varias viejitas se pararon frente a mí, pero no le di el asiento a ninguna.

3. El autobús se quedó parado porque varios detrás de él se habían quedado atorados intentando salir al mismo tiempo. Cuando se fue, salí de la sala 2 a la calle, y busqué por dónde saldrían los autobuses. Tenía que verte una vez más, cerca, despedirme, serían muchos días, en ese momento no me había dado cuenta de que serían tantos. Decidí, pues, que no te voy a dejar ir a Hermosillo, aunque haya sido una propuesta mía. Será mejor que lo vayas olvidando.

4. Te amo.

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"El amor es intensidad y por esto es una distensión del tiempo: estira los minutos y los alarga como siglos", Octavio Paz

15/7/09

Ya



1. He tenido, últimamente, nostalgia de los primeros días. Cuando llegamos aquí sin nada, cuando podíamos cargar, nosotros mismos, con todas nuestras pertenencias. Eran tiempos de ilusiones, de deseos, de porvenires. No habíamos fracasado porque habíamos empezado otra vez, habíamos vuelto a nacer. Esa noche, mientras miraba el alto techo del cuarto que T nos consiguió para dormir, yo pensaba en nuestro futuro. El de largo plazo no me interesaba, sino que me preguntaba, Qué vamos a hacer, de qué viviremos, con esa ansiedad que ya me conoces. Tampoco me interesaba el pasado. Me enfoqué tanto en el día siguiente, en lo que haríamos, que olvidé que te tenía entre mis brazos. Al sentirte de nuevo, un escalofrío recorrió mi espalda, dibujé en mi cara una sonrisa y me sentí muy feliz. Sólo hasta entonces, supe que la felicidad, para mí, sí existía. Que tenía nombre, apellido, y el rostro más bello de todos.

2. Por una parte, me alegra que termine el trimestre. Estaba empezando a fastidiarme todo esto. Estoy perdiendo las motivaciones para la escuela, y no las recuperaré hasta que descubra nuevas clases, nuevos proyectos y nuevos retos. El tercer año ya. Queda poco tiempo y hay mucho qué hacer. Desde este trimestre me pondré en contacto con la universidad a la que me quiero ir a hacer trabajo de campo, prepararé el proyecto y se lo llevaré a mis maestros para que me ayuden. Hasta ahora, todo ha ido bien, pero sé que las cosas irán mejor. Eso espero.

3. Me mata la ansiedad. Cada vez que pasó por la oficina del departamento de antropología, me detengo en el cuadro de anuncios para ver si ya publicaron los resultados de la admisión. Durante estos últimos días, hay momentos en que estoy convencido, en que no hay manera de que no te acepten. Otras, tengo miedo, y estoy seguro que te rechazarán, y me pongo a pensar, Entonces, qué haremos. Yo creo que es un buen proyecto. El único motivo por el que, creo, podrías no quedar, es que no eres antropólogo. Pero entonces, para qué la abren a todos los de ciencias sociales... Además, justificamos muy bien la vinculación con la comunicación. Sólo espero el viernes para salir de la maldita duda. Entonces, ya veremos qué hacemos. Sólo entonces.

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"En el fondo amamos nuestro deseo, y no aquello que deseamos", F. Nietzsche