
(Nota preliminar): Los poemas, yo lo sé mejor que nadie, no son lo mío. Pero hoy me siento romántico. No debería, sé que me precipito... pero no puedo evitarlo. Así es esto.
Que le inventen otro nombre a nuestra blanca luna,
que renazca el sol de entre todas las nubes nuevas,
y vayan contando las estrellas de una en una
el breve rumor de nuestro encuentro cuando llueva.
Olvidado y ciego en esta profunda penumbra
protejo con recelo el eco suave de tu voz,
que se va abriendo paso y sólo tu rostro alumbra,
y va sacándome el alma con lentitud atroz.
Tengo ganas de pintar tu sombra con mis dedos,
y elaborar un verso que me sirva de puente,
pero al despertarme yo, se despiertan mis miedos.
Tengo miedo de entrar en el mundo en el que vives,
pues el corazón se imagina que lo que siente,
cuando lo esté sintiendo esa piel tuya, lo esquives.
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