1. Cuando M. me acompañó al edificio H, a buscar al profe de sociología, secretamente esperaba no encontrarlo. La noche anterior había meditado mucho el asunto de esa calificación. Desde que fuimos a presentar el "examen", cuando me topé con C. en el camino y me dijo, "nos puso MB", pensé, Entonces será pan comido. Cuando terminó nuestra charla, después de no haber dicho nada (¿¡Por qué me quedé callado!?), y cuando nos dijo, "Pues en esta charla les pongo B", pensé en decirle algo, Oiga, cómo B, no estamos tan mal, al menos no todos... Pero algo dentro de mí, un instinto de resignación, genético quizá, me hizo detenerme.
2. Aunque creo que ya sé qué fue lo que pasó. Todo empezó cuando el dr. Reygadas nos entregó las calificaciones del ensayo. Pude ver, en la parte de arriba, una calificación a la que no estoy acostumbrado, aunque en la final era la misma de siempre. Inmediatamente pensé, Mierda, no es justo. Después pensé que lo merecía. Por soberbio y por engreído. Luego pensé que no podía resignarme de esa forma. Por eso con fui a preguntarle a Falomir, y puse todos sus textos en mi ensayo final. Por eso fui a preguntarle a Tejera, y contesté las preguntas tal y como me dijo. Con Reygadas no había más qué hacer. Y con Rodríguez... Quizá ahí me entró el remordimiento. De no haber hecho nada cuando estábamos en el equipo. De haber faltado a dos o tres clases importantes. Entonces sí pensé, Me lo merezco. Y me quedé de brazos cruzados.
3. Lo que sí está decidido es que será la única B que me permitiré en toda la carrera. Me confié, ese fue mi error. Me sentí superior a los demás y creí que la UAM, igual que todas mis anteriores escuelas, serían pan comido. Pero ahora veo que me falta mucho. Si redacto bien y puedo entender las teorías, no basta. Mi limitación es aplicarlas en la vida cotidiana, y en eso hay gente que es mejor que yo, y tengo que trabajarlo.
4. Ya no me importa no ir a las fiestas. El otro día estaba viendo las fotos de E., de todo lo que me he perdido y lo que no viviré jamás... Pero ahora más que nunca estoy convencido que las fiestas no ayudarán en lo más mínimo a mi futuro profesional. Que mi época de adolescente desmadroso ya pasó, y lo que ahora realmente me interesa es saber qué será de mí después de la escuela...Las fiestas lo único que dejan es una cruda terrible. Y las pocas que llegué a experimentar (y las pocas que estoy dispuesto a experimentar próximamente) son suficientes para mí.
hola:)
ResponderBorrarTe quieroooooooo:)
tu hermanita.
:D!